Pedro Echeverría V.
1. Este viernes 27 de junio se iniciarán movilizaciones masivas en diferentes puntos del país: se cerrarán puentes fronterizos se abrirá paso libre de vehículos en algunas casetas, así como movilizaciones en varios estados de la República. Más de 200 organizaciones civiles, sociales, sindicales, políticas, indígenas y defensoras de derechos humanos conformaron un frente común para luchar contra la abrogación de la ley del ISSSTE, para defender el petróleo, contra de la reforma laboral y a favor de la consulta nacional que realizará el gobierno capitalino el 27 de julio. En conferencia de prensa anunciaron que entre las primeras acciones de resistencia que llevarán a cabo será una movilización masiva en el Distrito Federal, Chihuahua, Tamaulipas, Baja California y Chiapas; el cierre de puentes fronterizos, y el paso libre de vehículos en algunas de las casetas de cuota del país, el próximo viernes 27 de junio, así como. Mantener de forma permanente el plantón frente a las instalaciones del ISSSTE y unir esfuerzos con el movimiento encabezado por Claudia Sheinbaum.
2. Casi todas las organizaciones (las 200 nombradas) pertenecen al “Diálogo Nacional” que ha encabezado el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la CNTE y organizaciones como la APPO. Con los compromisos hechos con el lópezobradorismo por medio de Sheinbaum, sólo faltarían los zapatistas del EZLN, los mineros y un compromiso más serio de la UNT. Si todos movilizaran a sus contingentes fácilmente podrían reunirse a cinco millones de personas. Y si además de movilizarlas se pusieran a bloquear carreteras, bancos, embajadas, instituciones de gobierno y a los funestos medios de desinformación, tendríamos paralizado la columna vertebral del país. El poder se invertiría automáticamente: no los trabajadores pedirían hablar con el presidente ilegítimo sino éste se arrodillaría para pedir hablar con los trabajadores. El ejército no podría reprimir al pueblo sino que éste impondría su autoridad sobre “las fuerzas del orden”. Los medios de información dejarían de vomitar basura y buscarían acomodar su lenguaje manipulador.
3. Sería una pequeña revolución y, al mismo tiempo, un ensayo revolucionario que demostraría a todos los mexicanos que son los trabajadores (los únicos productores de la riqueza que todos consumimos) quienes deben y tienen el derecho de dirigir este país. Extirparía de la mente aquella idea difundida por la propaganda burguesa de que “sin los empresarios e inversionistas no habría trabajo”. Nada más habría que imaginarse unas horas de huelga de los electricistas y telefonistas, de los transportistas y de los servicios de salud pública. Por eso algunos políticos (no tan brutos como los jueces y “los hombres del presidente”) le han advertido a Calderón que ponga un alto a la privatización del petróleo para evitar levantamientos. Imaginen nada más al EPR (que le han desaparecido a dos de sus militantes) estallando bombas en los cientos de kilómetros de oleoductos de PEMEX y el surgimiento de nuevos grupos guerrilleros por encontrar cerradas las vías de diálogo.
4. Nunca han sido necesarios los empresarios o los inversionistas privados o públicos para crear fuentes de empleo. Esa ha sido la mentira más vil propagada por la misma clase dominante a través de los siglos para conservar poder y privilegios. Al contrario, son ellos los que se han quedado (en han gozado ampliamente) con casi todas la riquezas materiales creadas por los trabajadores. Éstos, en momentos históricos concretos como en 1871 en la Comuna de París, en algunas fábricas francesas y algunos consejos obreros italianos, han podido administrar directamente las empresas productoras, las han hecho prósperas y han logrado repartir directamente las riquezas producidas entre todos los obreros. Sin embargo esas experiencias han sido muy raras porque la misma clase dominante (empresarios y gobierno) las han destruido para que el sistema capitalista de explotación siga vigente. Esa experiencia de “acción directa”, sin intermediarios, quizá tenga parecido con los Caracoles zapatistas indígenas.
5. El Diálogo Nacional (al que he asistido con ponencia en cuatro ocasiones) me ha parecido la organización de masas con mayores posibilidades de unificar organismos de izquierda y centroizquierda. El SME ha jugado el papel central desde su fundación hace cinco años a raíz de las grandes movilizaciones contra la política privatizadora de Fox y, junto a él, con pequeñas diferencias, ha estado el sindicato de telefonistas, el del IMSS, el de trabajadores de la UNAM. Habría que consolidar esa unidad trabajando con gran inteligencia para evitar que el panismo y el priísmo sigan usando el presupuesto público para comprar y corromper conciencias y dividir. En este momento, a pesar de la corrupción y desconfianzas provocadas por problemas internos en el PRD, el acercamiento del lópezobradorismo a los obreros del Diálogo Nacional inspira ciertas esperanzas entre los que hemos buscado puntos de unidad y lucha para enfrentar las políticas privatizadoras de la derecha y así ir construyendo algunas vías anticapitalistas.
6. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la oposición en el interior del sindicato más numeroso de América Latina (el SNTE), integrado por trabajadores de la educación, ha demostrado a través de 28 años de lucha, ser (con mucho) la organización con mayor cantidad de movilizaciones en el país. Los profesores de Oaxaca y Michoacán, así como los de Guerrero, Chiapas y el DF, han sido las vanguardias de lucha en sus respectivos estados y al mismo tiempo han protestado y ocupado las calles del la Ciudad de México en cientos de ocasiones. Gracias a las batallas y presiones de la CNTE los maestros de todo el país han conseguido salarios y prestaciones con cierto decoro. La APPO, que hoy es la vanguardia de las luchas del pueblo oaxaqueño, tuvo sus raíces y antecedentes en las batallas de la sección 22 de profesores de Oaxaca. La plena identidad de la CNTE y de la APPO, como parte del Diálogo Nacional, es un hecho importantísimo para los tres organismos.
7. Las movilizaciones de los próximos días podrían ser definitivas para frenar las políticas entreguistas de Calderón, si avanzamos hacia un proceso de unidad y lucha. La reciente reunión de más de 200 organizaciones es esperanzadora para quienes buscan cambios profundos en México. Hay que trabajar muchísimo para consolidar la coordinación de esos grupos sindicales, políticos y comunitarios. Quizá lo menos difícil sea unirnos en acciones concretas y avanzar con compromisos en actividades comunes, pero la tarea más importante podría ser reflexionar acerca de las muchas experiencias de luchas de trabajadores que se han vivido en México para que nos sirvan de manera crítica e inteligente en las condiciones actuales. La batalla contra la política privatizadora de Calderón, que en vez de solucionar los problemas de la mayoría de la población los ha dejado empeorarse, debe extenderse y profundizarse en el campo y la ciudad. Aprovechemos las acciones de los próximos días para preparar una gran huelga de trabajadores que frene a Calderón y lo obligue a ponerse al servicio de los trabajadores.
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