Si la reforma para abrir Petróleos Mexicanos (Pemex) al capital privado se logra en el Senado con la compra de los 11 votos que hacen falta al PAN para lograr la mayoría requerida, quedará claro que se impuso la fuerza y se acabará con la “confianza política mínima” que aún queda, advirtió el escritor Carlos Monsiváis al participar en el primer foro abierto sobre la reforma energética, organizado por el grupo Farándula.
Resaltó que hay “un debate nacional muy serio” sobre el petróleo, que la sociedad abrió al considerar que debe intervenir en todo aquello que le concierne. Es una discusión –dijo– que “está incorporada ya a las buenas costumbres”, y ha sido particularmente fértil porque ha probado que el Ejecutivo mandó un proyecto para reformar Pemex sin bases de sustentación.
En lugar de baile, los ciudadanos que ayer asistieron al salón Los Ángeles cuestionaron las iniciativas de Felipe Calderón sobre la paraestatal y formularon varias inquietudes que respondieron, al igual que Monsiváis, los académicos Arnaldo Córdova y Rolando Cordera, así como Antonio Gershenson, especialista en temas energéticos.
El foro organizado por Farándula, organización conformada por profesionales del medio artístico, lleva por nombre “Petróleo para principiantes, todo lo que siempre quisiste saber y no te atreviste a preguntar”, y permitió a hombres y mujeres de diversas edades expresar muchas de sus dudas sobre la veracidad de la propaganda oficial respecto a Pemex, en especial si es cierto que el petróleo se va a acabar pronto, pero también en torno a la preocupación por el riesgo de que el PAN logre “convencer” a 11 senadores del PRI o de otros partidos para que apoyen su reforma.
Maiceo y cañonazos de dinero
“Sabemos que quieren maicear” a los legisladores, que habrá cañonazos de dinero, inquirieron algunos de los participantes. El economista y politólogo Rolando Cordera expuso que no considera que la compra de legisladores pueda funcionar, “y no porque los maiceables sean muy decentes”, sino porque la mayoría de los políticos están viendo hacia 2009, e incluso 2012, y no están dispuestos a “cargar con la losa de una imposición”.
Por su parte, Monsiváis expresó que desde luego no es un despropósito, que bien podría darse ese escenario, pero precipitar la votación sería un desastre, porque “está en juego la credibilidad de una sociedad”.
“Si se da una imposición de este tipo no habrá diálogo nacional de ninguna manera, porque quedará claro que aquí todo se resuelve por la fuerza y las armas de la compra, que también son armas”.
Antes, durante una intervención inicial, el escritor resaltó que en este 2008 se rebasaron aquellas ideas de siglos pasados resumidas en la frase: “desdichado pueblo mexicano, callar no puede, obedecer no quiere”, o más recientes, como respuesta del ex presidente Zedillo: “los pobres no votan”, y se rebasó también la tesis de “los dirigentes de los expertos”, quienes sostuvieron que “no toca a la población opinar porque está fuera de sus capacidades”.
Este año –insistió– se hizo a un lado aquello de que “para qué te enteras, si no sirve de nada; para qué te molestas en protestar, si tu destino es el silencio, la frustración, la represión o la cárcel o campañas de linchamiento moral”.
Todo ello estalló, y de pronto, sin que hubiera ningún consenso, se vio claro que todos tenemos derecho a expresar puntos de vista, “que la opinión pública tiene derecho a opinión, y ese es el punto medular”, y esa opinión, que puede ser absolutamente variada, ha empezado a mostrarse en todo lo concerniente al debate petrolero.
“Hay reuniones en las que, de pronto, me siento en el Senado”, recalcó entre risas del auditorio. Destacó que todos han aprendido términos nuevos, memorizado cifras y, sobre todo, la población está adquiriendo algo que no tenía: un punto de vista que quiere tener resonancia, que quiere tener consecuencias.
Puede ser el destino del fondo petrolero, la tragedia de News Divine o la violencia, pero el debate ya está ahí y no se va a poder evitar que siga, pues “ya se incorporó a las buenas costumbres”.
En el caso de las iniciativas de Calderón –insistió–, “el debate ha sido particularmente fértil, porque ha probado que el Ejecutivo manda un proyecto, no diría hecho sobre las rodillas, porque no tiembla tanto, pero sí uno que no tiene bases de sustentación, hasta donde alcanzo a comprender. Un proyecto que suponía que el candor es la característica de la población y que iba a creer lo de los bonos petroleros”.
Era –recalcó– “una incitación a vendernos de nuevo la Catedral y el Palacio Nacional, y un proyecto que además no respeta los hechos, como ha probado la mayoría de los participantes; una iniciativa defendida por funcionarios o por funcionarios de empresa, que supongo son desinteresados, libres y gratuitos”.
A su vez, Antonio Gershenson y Arnaldo Córdova recalcaron las inconsistencias de la propuesta gubernamental para abrir Pemex. El primero detalló que durante el foro de discusión en el Senado, en el que participó hace unos días, quedó claro que aunque el PAN llevó a tres de los ponentes –el tema era la petroquímica–, sólo un funcionario intentó defender la iniciativa de Calderón.
El doctor Córdova, en tanto, explicó que la propuesta gubernamental viola las disposiciones constitucionales que establecen la propiedad del Estado sobre sus recursos energéticos, y mediante trampas en una legislación secundaria pretenden poner en manos privadas la refinación y distribución de hidrocarburos.
Hay tal descuido en las cinco iniciativas que se violenta lo establecido en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acuerdo en el que México acordó una reserva, para dejar fuera sus recursos energéticos.
Sin explorar, 80% del territorio
Gershenson fue el encargado de responder a la inquietud de varios asistentes al foro en torno a la afirmación gubernamental de que el petróleo se agotará pronto. Dijo que aunque se trata de un recurso no renovable, no se puede predecir nada, y en el caso específico de México, falta por explorar 80 por ciento del territorio.
Igualmente, Cordera contestó una pregunta sobre “los recursos ideológicos” requeridos para parar la reforma privatizadora. Explicó que primero debe reconocerse que también se necesitan recursos políticos y, sobre todo, algo que tiene que ver con “este redescubrimiento de que hay intereses nacionales que pueden juntar los intereses particulares en determinado momento”.
Hay que utilizar –recalcó– las armas de la razón y del sentimiento que ya se puede llamar nacional y, al mismo tiempo, insistir en la vía constitucional pacífica, respetando los órganos de decisión del Estado. Lo que no quiere decir renunciar a la movilización ni a la exigencia, ni nada”.
Monsiváis señaló que nunca pensó estar en una reunión de este tipo y con ese tipo de temas, como reserva, excedentes; hace 10 años –dijo– se hubiera lanzado de inmediato hacia la puerta de salida. “Ahora me han retenido con interés y con entusiasmo, y ustedes también. Estamos viendo el paso del 2006 al 2008, con una resistencia emocional, con la que yo participé, a una resistencia racional”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario