Villahermosa, Tab., 10 de agosto. Al cierre de esta edición, computados los votos de 402 (o 34.8 por ciento) de las mil 154 mesas instaladas en los 17 municipios de la entidad, la consulta ciudadana sobre la reforma energética alcanzó en Tabasco una participación de 79 mil 918 personas. José Ramiro López Obrador, dirigente estatal del PRD, afirmó en conferencia de prensa que “el ejercicio democrático fue todo un éxito y creemos que el resultado final arrojará una participación de 150 mil personas, muy superior a las 100 mil que esperábamos”.
Sin duda, agregó, la mayor afluencia se registró en los municipios de la región costera de la Chontalpa, y la menor en los de la región de los Ríos, pero el desglose se entregará a los medios a partir de este lunes. Por lo pronto, hasta esta medianoche, los números eran los siguientes: a la primera pregunta respondieron que no 78 mil 611 personas, y que sí mil 163, en tanto que a la segunda 78 mil 53 dijeron sí, mil 337 no, y salvo quejas por la tardanza en la distribución de la papelería, lo que hizo que muchas mesas abrieran después de las ocho de la mañana, y salvo reclamos porque no a todas las casillas llegó la comida prometida a los funcionarios responsables, la consulta se desarrolló sin incidentes de importancia que enturbien su resultado y su mensaje político.
Pesadumbre
La jornada empezó con cielo nublado y calles semivacías debido quizá a la tristeza que todo lo impregna desde el 31 de octubre del año pasado. Herencia de aquella catástrofe son los miles y miles de costales de arena petrificados por la inercia de la burocracia sobre el malecón del río Grijalva, que impiden el paso de los enamorados, insinúan imágenes de guerras pretéritas o futuras y aguardan, eso dicen, la próxima inundación “para contenerla”. Semejante adefesio, atribuido a la escasa imaginación del gobernador Andrés Granier, ha sido bautizado por el ingenio popular como “la gran muralla choca”.
El inmenso volumen de agua que sepultó amplias áreas dejó su huella incluso allí donde la humedad no tocó: en los colores de las casas, en el cansancio de las sonrisas, en los bares vacíos a las 11 de la noche, en los rostros de los hombres y las mujeres pobres, muy pobres, que esta mañana atendían las mesas de la consulta petrolera. La alegría picaresca de otros tiempos figura entre tantas cosas que desaparecieron junto con los empleos, los negocios y los rincones íntimos que nunca más volverán.
Esta mañana, por ejemplo, el reportero se dirigió a la zona peatonal del centro para desayunar en el famoso Café de la Calle Juárez, pero se encontró con una amarga sorpresa: ya no está. Era un santuario gastronómico donde preparaban los mejores huevos motuleños del sureste mexcano pero ya no existe: lo mató la inundación.
El agua también se llevó las jaulas donde gritaban los pericos en los andadores y el murmullo de los pasos, el contoneo de las caderas y el ruidito de los vestidos de lunares al compás de las piernas que pasaban delante de sus vitrinas.
También se fue el espíritu de aquel verso de Pellicer que vendían las camisetas estampadas para los turistas: “El agua crece, habla, participa”. Ya no: ahora el agua acecha, amenaza, despoja, humilla. El gobierno de Granier acaba de anunciar una inversión de 12 millones de pesos para darles comida y techo a 350 familias que perdieron todo. Y Felipe Calderón llegará en breve a entregar viviendas recién construidas para un número similar de familias devastadas.
Lo esperan, me dicen, organizados en grupos furibundos, cientos o miles de ingenuos que aceptaron vales de 10 mil pesos para adquirir muebles y aparatos eléctricos, pero que al llegar a las tiendas descubrieron que simplemente les habían tomado el pelo. Los relatos de la inconformidad se van entretejiendo a medida que avanza la mañana. A las 12 del día, en el parque Juárez, a unos pasos del extinto café, la urna de la sección 336 contiene ya 75 boletas, pero a tres metros, una manta del Ejército ofrece una vida mejor para los nuevos reclutas y los soldados a cargos del puesto platican con unas muchachas campesinas, que se la pasan risa y risa.
En las mesas 284 y 277, a la orilla del Paseo Tabasco, cerrado desde temprano para que los niños anden en bicicleta, a las 11 de la mañana la participación es ínfima: en cada urna han caído apenas 18 y 23 boletas. En cambio, en la zona costera de la Chontalpa, la gente se levantó con el sol y votó antes que el calor se adueñara del aire. A las 14:00, en Mazateupa, comunidad del municipio de Nacajuca, la única urna guardaba ya 264 votos y todos sus depositantes se habían ido a una procesión al santuario de San Juan Bautista.
Este lunes, de acuerdo con las palabras de José Ramiro López Obrador, se conocerán en detalle los resultados de cada municipio y “podremos confirmar si la participación superó las expectativas que teníamos, aunque de antemano podemos asegurar que la consulta en Tabasco fue todo un éxito”.
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