4.02.2008

ARGUMENTOS ENERGÉTICOS ILÓGICOS

por Rogelio Ramírez de la O
(publicado en El Universal el 2 de abril de 2008)

Aun con precios del petróleo internacionales mayores a 100 dólares por barril, el gobierno sigue insistiendo en que no hay recursos suficientes para financiar la exploración de nuevas reservas. Así intenta sostener su argumento de que es necesario que vengan entidades privadas a participar como socios.
Pero los precios altos desmienten este argumento, aun si el gobierno logra el apoyo de los líderes del PRI, Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, pues desafía toda lógica. Sería aún menos creíble para un gran sector de la opinión pública. El punto fundamental es que Pemex factura hoy más de 100 mil millones de dólares, de los cuales cerca de 50 mil millones son en dólares, y que su ingreso adicional al monto presupuestado va a ser este año de alrededor de 20 mil millones de dólares. Con este masivo flujo de efectivo hay que ser un pésimo administrador para no poder financiar un programa de exploración.
Otro argumento es que, aun contando con los recursos, Pemex carece de la tecnología para explorar en aguas profundas y las empresas tecnológicas sólo la ofrecen a cambio de un porcentaje de las reservas que se descubran. En primer lugar, no es necesario ir a las aguas profundas hoy. Pero además las empresas multinacionales petroleras subcontratan a las empresas tecnológicas a cambio de pagos en efectivo.
Un ejemplo es Schlumberger, empresa de alta tecnología estadounidense, cuyos ingresos de contratos con empresas privadas aumentaron 60% en el período 2000-2006, pero sus ingresos de contratos con empresas estatales aumentaron 300%. Es decir, las empresas estatales son hoy los principales exploradores de reservas y contratan mucha tecnología sin ceder reservas.
Desde luego, puede haber otras razones y argumentos por los cuales algunas empresas estatales llegan a asociarse con empresas multinacionales, pero hoy la tendencia mundial es que los estados nacionales ceden cada vez menos participación directa y eso es entendible, dada la escasez de reservas en el mundo y los altos precios del crudo. No es lo mismo plantear una asociación cuando el precio del petróleo es de 20 dólares que cuando es de 100 dólares.
Pero si el gobierno tiene otras razones para ceder reservas a empresas privadas y no las presenta abiertamente corre el riesgo de perder aún más credibilidad. Que a estas alturas sus aliados más cercanos en el PRI digan que no conocen su planteamiento es alarmante.
Ahora bien, presentar a Pemex como una empresa ineficiente, propensa a la corrupción, o a su sindicato como una fuente de abusos e ineficiencias que lo inhabilitan para enfrentar los grandes retos del futuro va a resultar contraproducente. Por una parte, el gobierno es el administrador de Pemex y de sus recursos desde siempre, y es por lo tanto corresponsable de sus éxitos o fracasos.
Hay otros puntos finos que se desprenden de la estrategia de comunicación gubernamental que dan lugar a la ironía y causarían risa si no fuera un tema tan importante. El argumento es que nuestro gasto público es muy alto, debemos mantenerlo así (aunque casi todo va al gasto corriente) y la principal fuente de recursos (las reservas de petróleo) se nos está agotando. No nos queda otra que pedir dinero a los vecinos, aunque les tengamos que pagar con parte de la propiedad. Pareciera que el gobierno no se da cuenta de que al traer socios, y éstos aumentar la producción, como sería lógico, cada vez tendremos una parte menor de la renta total. Siguiendo la retórica oficial, un “país ganador” tendría que traer socios por otros motivos, pero no por estar en una situación económica precaria.
Aun cuando los líderes del Congreso se quisieran convencer con estos argumentos, decir que el proyecto es no enajenar los activos nacionales es subestimar al público, pues las reservas son el principal activo de cualquier sector energético en cualquier país. Es claro que el gobierno debiera revisar a fondo sus motivaciones y de ser necesario meter reversa.

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