7.31.2008

Participantes en los foros harán propuesta alterna

Intelectuales y expertos se abocarán a esa tarea con apoyo del FAP
La iniciativa de reforma energética contará con el respaldo del “gobierno legítimo” y el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo

Georgina Saldierna

Intelectuales y expertos que participaron en los foros del Senado de la República elaborarán la propuesta alterna de reforma energética, la cual tendrá el apoyo de los tres partidos del Frente Amplio Progresista (FAP), el “gobierno legítimo” y el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo.

Lo anterior se dio a conocer anoche al término de una reunión en la que participaron dirigentes de PRD, PT y Convergencia, que integran el FAP, así como destacados ciudadanos, entre los que estaban el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador; los coordinadores parlamentarios del sol azteca en el Senado, Carlos Navarrete, y en la Cámara de Diputados, Javier González Garza; el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard; el líder de los diputados federales de Convergencia, Alejandro Chanona; el priísta Manuel Bartlett, Porfirio Muñoz Ledo, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Agustín Ortiz Pinchetti, Elena Poniatowska y Carlos Payán.

También estuvieron el ministro en retiro de la Suprema Corte Juventino V. Castro y Castro, Carlos Tello, Laura Esquivel, Octavio Romero, Lorenzo Meyer, Jesusa Rodríguez, Alfredo Jalife, Claudia Sheinbaum, Ifigenia Martínez y Javier Jiménez Espriú, entre otros.

Rolando Cordera, catedrático de la UNAM, explicó que un grupo de personas que forman parte del comité de intelectuales, de otros movimientos y los ponentes que participaron en los debates del Senado, fueron invitados por los partidos del FAP a examinar la conveniencia de que elaboren una serie de propuestas en torno a la política petrolera que México requiere y, si es necesario, reformas legales que serían presentadas en su momento por los grupos parlamentarios del FAP ante el Congreso.

Agregó que los ciudadanos aceptaron la invitación y de inmediato acordaron reunirse el viernes para discutir ampliamente y a detalle el tema. Con base en ello elaborarán un anteproyecto de relatoría y redacción, y volverán a tener otra plenaria para analizarlo ampliamente con los legisladores, los dirigentes del movimiento nacional y del “gobierno legítimo”. Estimó que, en no más de dos semanas, tendrán sus propuestas definidas, que podrían ser o no iniciativas de reforma, según la conclusión a la que lleguen.

Desde luego, continuó, todos estamos unidos y convencidos de que el petróleo debe seguir siendo una riqueza nacional, cuidada y desarrollada por el Estado y en particular por Petróleos Mexicanos (Pemex).

Nombrado vocero de la reunión –realizada en la casa de Ifigenia Martínez–, Cordera dijo que sus planteamientos partirán de las iniciativas que han elaborado los propios partidos, expertos y ciudadanos.

Una vez integrado el documento, los miembros del FAP lo asumirán como iniciativa ciudadana y lo llevarán al Congreso como posible proyecto de reforma y como exigencia al Poder Ejecutivo para que ponga en marcha un plan de acción inmediato que fortalezca la paraestatal en lo que sea necesario, incluso sin modificaciones legales.

En este sentido, consideró que hay muchos recursos a disposición del Estado para fortalecer y desarrollar Pemex sin reformas simples o complicadas.

Cuando se le preguntó de qué depende que sus planteamientos se conviertan en proyecto de reforma, el catedrático universitario respondió que de cuán rápido y bien trabajen.

Trascendió que, durante el cónclave, López Obrador hizo una amplia presentación sobre los temas a discutir.

Por su parte, Manuel Bartlett hizo un llamado a los priístas a no votar por la iniciativa de su partido, ya que, dijo, es peor que la gubernamental. Además de ser privatizadora y desnacionalizadora “contiene una serie de marrullerías adicionales”, sostuvo al salir del encuentro.

Al término de la reunión trascendió que la creación de la propuesta alterna de reforma energética será posible gracias al compromiso de las dos principales corrientes del PRD, de presentar una sola iniciativa y no dos como se especulaba. Para evitar discrepancias sobre su contenido, decidieron que sean los ciudadanos y los intelectuales los que elaboren el documento teniendo como base las propuestas que han trabajado los institutos políticos, las conclusiones de los foros y los resultados de la consulta ciudadana. Se prevé que a mediados de agosto esté listo el texto.

Por la mañana, al presentar los resultados de la consulta ciudadana, el coordinador de la misma, Manuel Camacho Solís, dijo que participaron un millón 793 mil 876 personas y la gran mayoría se manifestó en contra de que los particulares participen en áreas de la industria petrolera reservadas al Estado, y en contra de la iniciativa de reforma energética del Ejecutivo.

Asimismo, insistió en que este ejercicio fue todo un éxito y dijo que Felipe Calderón no debiera menospreciar el derecho de las personas a expresarse como lo hicieron quienes participaron el domingo. Despreciar la opinión de los demás no puede ser sino un síntoma de intolerancia.

Luego hizo un llamado al michoacano a flexibilizar su posición y a abrir la puerta para que, con las aportaciones de los expertos y la orientación de los ciudadanos, se construya una mejor reforma.

Por su lado, Alianza Cívica y Propuesta Cívica presentaron ayer un segundo informe preliminar de la auditoría que realizan a la consulta, en el cual puntualizaron que los incidentes reportados y documentados no afectan ni alteran de manera significativa el ejercicio libre de participación de la población.

Hasta el momento, la información recabada indica que hubo apego en los procedimientos a los principios de certeza y transparencia para garantizar la libre expresión de la opinión de la ciudadanía en la materia consultada, enfatizaron.

En un comunicado de prensa informaron que 96 por ciento de las mesas receptoras de votación se ubicaron en el lugar publicado, que 87 por ciento tenía el material electoral completo y que se utilizó la tinta indeleble para marcar el pulgar derecho de los participantes en 98 por ciento de los casos.



La consulta

Octavio Rodríguez Araujo

Un plebiscito es, de acuerdo con Gladio Gemma (en N. Bobbio, N. Matteucci y G. Pasquino, Diccionario de política, Siglo XXI Editores), una votación popular sobre temas de relevancia constitucional. Es una de las formas conocidas de democracia directa. Es sinónimo de referéndum. Se acepta, generalmente, que éste es de legitimidad jurídica en tanto que el plebiscito es más de legitimidad política. Empero, según destacan Martínez Silva y Salcedo Aquino (Diccionario electoral, INEP), el plebiscito es por etimología una resolución del pueblo. Es, pues, una consulta popular, y no tenemos que discutir mucho el concepto.

La consulta del domingo pasado fue eso: una consulta y el pueblo se pronunció. Sus organizadores han dicho que participaron un poco más de un millón y medio de ciudadanos. Lo acepto. Esto quiere decir que alrededor de 2 por ciento de los mexicanos en edad de votar participaron, ligeramente menos que quienes participaron en la consulta de 1995, promovida por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Esta última tuvo más éxito que la del domingo pasado, pues se hizo con escasísimos recursos y más que todo con el entusiasmo de la gente, en tanto que en la del domingo hubo apoyos partidarios y gubernamentales (de los partidos del Frente Amplio Progresista y sobre todo del Gobierno del Distrito Federal).

Sin embargo, a diferencia de la consulta zapatista de 1995, en la relativa al futuro de nuestros energéticos hubo una masiva contrapropaganda desde los gobiernos estatales (no perredistas) y federal, además de oposición de los principales medios y sus plumas de derecha, pagadas o voluntarias. La consulta zapatista no tuvo oposición generalizada, aunque sí fue ignorada por las fuerzas reales del poder en México. Esto también hace una diferencia: si los gobiernos panistas y priístas (y sus cajas de resonancia conocidas como televisión y radio) hubieran ignorado la consulta promovida por el Frente Amplio Progresista y algunos gobiernos perredistas, lo más probable es que hubieran acudido más votantes. La otra cuestión fue la redacción de las preguntas, poco clara para muchísima gente, error que cometieron también los zapatistas en las preguntas 4 y 5 de la consulta ya mencionada. En los dos casos se prestaron a confusiones.

Con todos sus defectos y a pesar de la contrapropaganda, sobre todo gubernamental y panista (lo mismo), la expresión popular se manifestó el domingo pasado y, como correctamente encabezara La Jornada en su primera plana del 28 de julio, el no fue y es una realidad, el no a la privatización del petróleo.

Los que estuvieron a favor de que se privatice de una u otra manera también tuvieron oportunidad de expresarse, fueron a las urnas y perdieron. En la democracia, como sabemos todos, se gana o se pierde incluso por un voto. Perdieron los que están de acuerdo con las iniciativas gubernamentales sobre la materia y, en cierto sentido, también los del Revolucionario Institucional.

Se dirá que participaron pocos, que el 2 por ciento de la ciudadanía es una cantidad muy pequeña, poco significativa. Lo es, pero no menos cierto es que pudieron participar todos los 76 millones de mexicanos en edad de votar, pero no lo hicieron. ¿El que calla otorga? Con toda la pena, así es la democracia: de la misma manera que un candidato único, en un sistema pluripartidista, puede ganar con un voto (el suyo propio), en este caso el no ganó con pocos votos, y en ambos casos no está en cuestión la democracia, sino que los partidos de oposición no presentaran candidatos (elección presidencial de 1976) o que los ciudadanos no quisieran asumir su derecho a participar políticamente (27 de julio de 2008).

Por lo demás, no es de dudarse que la gente del gobierno federal y sus partidarios hubieran querido que perdiera el no, y hasta es probable que invitaran (bajita la mano) a pronunciarse por elSi lo hicieron, la población no les respondió. Si no lo hicieron se equivocaron al subestimar la consulta. Y se equivocaron porque con “poca” participación y todo lo que se quiera, quienes asistieron a las urnas votaron en mayoría por el no. Los que se abstuvieron y se quedaron en su casa o desdeñaron la invitación cometieron el error de todos los abstencionistas: dejar que los que sí participan decidan por ellos.

Cierto es, como ha señalado Carlos Payán, que la consulta del domingo no es vinculatoria para hacer obligatorio que los resultados se acaten, es sólo indicativa. Éste es el principal dato y la primera lección de la consulta que queda ahora en manos de la representación política. Ignorarlo sería irresponsable o querer hacerle al tonto. Hay una voluntad expresada a partir de una convocatoria.

Quien no quiso votar está otorgando y aceptando a priori los resultados. Ni “es estéril” (Juan Manuel Oliva Ramírez, gobernador de Guanajuato), ni es “información adicional a la mucha con la que se cuenta” (Georgina Kessel, secretaria de Energía). Es una consulta que el gobierno federal debió haber impulsado (pues es de interés de la nación), pero no lo hizo como otras tantas cosas que debería hacer si de veras le interesara la opinión del pueblo y la democracia.

La lucha sigue

Gustavo Iruegas

La batalla por el petróleo será un episodio capital en la lucha por la cuarta República. Su importancia reside en el valor económico de los hidrocarburos, en su uso como palanca del desarrollo, en su incidencia en la política nacional, en su carácter estratégico en la geopolítica mundial. Son igualmente determinantes sus efectos como factor de identidad nacional, en la voluntad de lucha y en las perspectivas de victoria. También será probatoria de la eficacia de la resistencia civil pacífica como método de lucha.

En el discurso que pronunció en la Cámara de Diputados en ocasión del desafuero, y en muchos otros pronunciamientos previos y posteriores, AMLO advirtió sobre la intención de “los amos de México” de enajenar los hidrocarburos y al propio Pemex. Entonces se soslayó la advertencia como si se tratara de un simple recurso retórico.

En el acto de constitución del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, celebrado en el Centro Cultural Indianillas el 9 de enero último, la advertencia fue claridosa: “… no permitiremos ninguna reforma que implique entregar el petróleo a extranjeros. Va en serio. Lo repito: va en serio. Desde aquí le mandamos decir al pelele y a sus patrones que si intentan la privatización de Pemex, habrá movilización nacional. Como se comprenderá, ante semejante acto de traición a la patria, no caben titubeos ni medias tintas, ni el qué dirán de nosotros en los medios de comunicación”. Esta advertencia es plenamente vigente.

El gobierno de facto negó que tuviera tan aviesa intención y negó también que pensara promover una modificación constitucional para hacerlo. Cuando comprobó que no podría, reorientó el plan hacia la modificación de leyes secundarias. Con toda oportunidad se denunció su intención de enviar al Congreso iniciativas que modificarían las leyes reglamentarias del artículo 27 y de otras leyes cercanas al tema con la pretensión de engañar al pueblo, argumentando que al no tocar el texto constitucional se respetaba la Constitución.

La burda maniobra fue desmontada por la reacción en la opinión pública y con gran cinismo alegaron que no había tales iniciativas, mismas que pronto salieron a la luz pública. Se hizo evidente la intención de hacerlas aprobar sorpresiva y aceleradamente. Pero se le madrugó al madruguete.

Las brigadas defensoras del petróleo –y a la vanguardia las esforzadas adelitas– entraron en acción y el trabajo del comité se materializó en las calles. En el Congreso los legisladores progresistas tomaron la tribuna. El esfuerzo conjunto desembocó en la aceptación de un debate público sobre el tema.

Curándose en salud, los dirigentes derechistas argumentaron que el resultado del debate no evitaría que en el Senado se dictaminen las iniciativas y luego se aprueben por el simple efecto de la mayoría PRIAN. Pronto surgió la respuesta en forma de la consulta popular que celebró el domingo 27 su primera etapa. No será factible legislar en contra de la voluntad popular así expresada.

En todo el país, en universidades, congresos locales y amplia variedad de organizaciones populares se difundieron las tesis defensoras del patrimonio nacional. Simultáneamente los brigadistas se movilizaron en una denodada campaña de visitas domiciliarias para explicar a la población las intenciones privatizadoras, informar de la situación y de la necesidad de derrotar la campaña de los medios de comunicación comprometidos en el despojo. Se prepararon y entregaron carpetas informativas por millones. El Gobierno Legítimo, los partidos del Frente Amplio Progresista y los brigadistas se emplearon a fondo.

En el Senado se organizaron 21 sesiones maratónicas de ponencias de expertos técnicos, económicos, jurídicos y políticos. Los derechistas sufrieron una derrota de las que en el juego de dominó se llaman “zapato”.

Al finalizar ese ejercicio, el jefe de la fracción parlamentaria del PRI anunció que su partido presentaría una propuesta propia. Como era de esperarse, se trata de una iniciativa que priva al gobierno de la autoridad suprema y se la concede apenas nominal.

Es una iniciativa mediatizadora: la creación de organismos descentralizados con autonomía de gestión y presupuestaria implica sustraer a esos organismos del control estatal; así fue como Pedevesa quedó en manos de consejeros y técnicos escogidos por el régimen derechista para aplicar criterios neoliberales a la administración del petróleo venezolano. Por eso fue necesario renacionalizar el petróleo en aquel país.

Bonos ciudadanos y para “instituciones financieras formadoras de mercado” y otros negocios privados implica comprometer la renta petrolera hacia esos accionista. La iniciativa contempla la posibilidad de contratar deuda pública, de celebrar contratos por adjudicación directa y tantas cosas como ésta, que los funcionarios del gobierno espurio y los derechistas de México se congratulan de las coincidencias. En fin, lo único que se puede leer en la iniciativa priísta es que la lucha sigue.

En las condiciones actuales, los objetivos populares en la defensa del petróleo tienen dos grandes vertientes: preservar el patrimonio petrolero y corregir las políticas perversas que se han venido aplicando hace ya 26 años.

La política energética, ahora orientada a satisfacer los requerimientos de Estados Unidos, debe ser reorientada hacia los intereses nacionales. Debe encauzarse en una política energética de Estado, es decir, en una política en la que coincidan el gobierno y la nación, que ponga al servicio del pueblo el producto de su patrimonio. La movilización popular, siempre pacífica pero creciente, es nuestra arma principal; la intransigencia es nuestra actitud de lucha. Transigir es consentir lo injusto.

En la consulta se expresó la voluntad del pueblo y en la lucha el poder popular. ¡Venceremos!

La consulta y el partido de los hartos

Adolfo Sánchez Rebolledo

La consulta habla de personas de carne y hueso: no es una encuesta a la que se responde desde el anonimato. Un millón y medio de ciudadanos en las urnas sólo les puede parecer una cifra desdeñable a quienes ignoran –o simulan ignorar– la fuerza de la conciencia cívica como elemento renovador de la sociedad en su conjunto. Hablar de fracaso, como hace el jefe panista, habla de su ruidosa incapacidad de ejercer la crítica sin descalificaciones, pero oculta el hecho político que el partido del gobierno debía apreciar con objetividad, al margen de sus naturales y reconocidas fobias: hay una corriente ciudadana activa dispuesta a intervenir en la vida pública sin pedirle permiso a nadie. En éste, como en otros temas de la actualidad, la crisis sigue abierta y no se cerrará con maniobras cupulares en los centros del poder. Claro que hubo fallas en el ejercicio del pasado domingo. El resultado de la votación pudo ser más amplio. Las preguntas no eran precisas. El calendario debió ajustarse a una sola fecha, pero nada justifica la abstención deliberada, el sabotaje contra la participación ciudadana emprendido “desde afuera” como si el ejercicio de la democracia se agotara en el acto electoral periódico mediante el cual el sistema se renueva y se reproduce.

No obstante, y a pesar del desastre perredista, con esta consulta se configura la primera gran acción de resistencia civil de una fuerza cuya razón de ser se consolidará en la medida que descubra nuevos métodos de participación y ensaye formas de comunicación poco socorridas por los partidos, para atraer y convencer a nuevos sectores. La fraternidad (en lugar de la disciplina partidista o burocrática); la imaginación como alternativa al cliché ideológico, la solidaridad sin distinciones entre “los que saben” y los que van a aprender, abre formas de participación que se alejan de la vieja noción de militancia sin regodearse en el conformismo del “empleado-cliente” partidario hoy vigente, por desgracia. Ganar las elecciones es vital, pero si la ciudadanía no se fortalece y su participación se excluye, la democracia mexicana seguirá siendo la expresión de un país polarizado que se nutre de la desigualdad que marca el presente.

A nuestros demócratas de aluvión, justo aquellos que no entienden el vínculo histórico entre la reivindicación del voto limpio y la movilización social, les parece un contrasentido que, teniendo elecciones dentro de un año, los ciudadanos insistan en que hay cuestiones que no pueden ser resueltas con la mera gestión de “su” diputado (figura a la que ubican en el escalón más bajo de sus consideraciones morales, apenas por encima de la policía ). Les horrorizan las expresiones de autonomía ciudadana, ya sea si ésta se configura a través de un complejo acuerdo entre organizaciones civiles y sociales, como ocurrió en Oaxaca, o a través de una consulta impulsada desde “las oposiciones”. Tal parece que se pretendiera “elevar” la cultura política sólo a partir de espots publicitarios, pero la labor pedagógica de los partidos, que debía ser permanente, brilla por su ausencia a no ser que se tome como válida la cotidiana manipulación clientelar de las necesidades sociales o el periódico intento de “lavar las conciencias” en que se han convertido, por el financiamiento público, las campañas políticas. Bastaron unos años en el poder para que la elite llegada con la alternacia mostrara su inmediata incorporación con plenos derechos al partido de los hartos, es decir, al poderoso segmento cupular que sólo aprueba cambios que les favorecen. Alguien dirá que jamás estuvieron en otra parte, y puede ser que tengan razón, pero los panistas del siglo XX se habrían avergonzado por oponerse a una consulta en nombre de ¡la democracia y la legalidad! Éstos no.

La consulta es un éxito en un doble sentido. Primero porque ha hecho madurar la conveniencia de pensar en las modificaciones legislativas que sean necesarias para incluir en la ley las disposiciones reglamentarias que permitan el funcionamiento de los mecanismos de la democracia directa. Existen varias iniciativas al respecto, incluyendo alguna de Acción Nacional que hoy parece más “priísta” (sin ofensa para ellos) que nadie. Defender la legalidad y las instituciones sería una tarea conservadora sin la voluntad de reformarlas en serio, atendiendo a las necesidades manifestadas por una ciudadanía cada vez más exigente y participativa. En segundo lugar, la demostración ciudadana recuerda al legislador que éste no puede actuar como si la realidad no existiera, a menos que reduzca su responsabilidad a la de ser el legitimador de los gobiernos de turno, y en un tema, la reforma petrolera, cuya significación histórica, económica y moral (hay que subrayarlo) escapa a la visión de cuentachiles contenida en la propuesta del Ejecutivo, et al.

Está pendiente, por supuesto, la presentación por parte del Frente Amplio Progresista de iniciativas de reforma donde se precisen los puntos de vista sustentados en estos largos y productivos meses de amplio debate, los cuales nadie debería desconocer. Exorcizado el término privatización, hay que hacer una verdadera reforma y no una simulación, cuyos costos pagarán las generaciones venideras. Así sea.

P.D. Mientras los ciudadanos ensayaban la consulta como método democrático, el presidente del PAN prometía “guanajuatizar” al país, trayendo de vuelta al señor Vicente Fox a la arena pública, pues él, dicen, sí sabe ganar elecciones (véase el 2006). El creador de los Amigos de Fox, triste capítulo de la corrupción moderna, vendrá a darnos a todos lecciones de transparencia y democratismo, cómo no. Bien hecho, Germán.

7.29.2008

FAP y “gobierno legítimo” presentarán al Senado iniciativa de reforma energética

El Frente Amplio Progresista (FAP) y el “gobierno legítimo” acordaron anoche presentar en la Cámara de Senadores una propuesta de reforma energética que derive del “más amplio consenso” de los grupos parlamentarios de PRD, PT y Convergencia en las dos cámaras del Congreso, de los gobernadores surgidos del partido del sol azteca, especialistas, así como de los resultados de la consulta ciudadana del pasado domingo.

También en la reunión –celebrada ayer en las oficinas de Andres Manuel López Obrador en la colonia Roma de la ciudad de México– se integró un comité para la movilización, en el que participan Claudia Sheinbaum, Alejandra Barrales, Jesusa Rodríguez y Ricardo Ruiz, quienes el próximo lunes deberán presentar una propuesta de acciones de resistencia civil pacífica, en caso de que se quiera imponer una reforma privatizadora de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Al concluir la reunión, el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, informó que en la siguiente etapa para la defensa del petróleo se involucrará, el trabajo legislativo, una visión común y acciones conjuntas para que las opiniones de los ponentes que participaron en los foros del Senado, así como los resultados del debate universitario, se tomen en cuenta.

Explicó también que se iniciará un trabajo de negociación con los gobernadores, los seis grupos parlamentarios del FAP y los comités en defensa del petróleo, para construir una propuesta única que se presentará en la Cámara de Senadores.

Expresó que durante la reunión de trabajo el coordinador de la consulta ciudadana, Manuel Camacho Solís, presentó un informe detallado, con cifras preliminares de los resultados de ese ejercicio ciudadano, y que a partir de ello se consolidó “la enorme satisfacción” de los organizadores de este proceso, pero también se expresó un amplio reconocimiento a los miles de ciudadanos que acudieron a las casillas a expresar su opinión.

También, dijo, se ratificó por unanimidad seguir la lucha en defensa del petróleo en vías paralelas: por una parte, la movilización popular como fortaleza del movimiento, y por otra, la ruta del trabajo legislativo mediante un trabajo intenso de los grupos parlamentarios que integran el FAP.

Navarrete se mostró “muy contento” con los resultados de la consulta y aseguró que, por su parte, pondrá todo su esfuerzo para que el Comité Ejecutivo Nacional del PRD y su Conse- jo Nacional se involucren en la etapa legislativa para presentar una sola postura en defensa de los hidrocarburos.

“Cuando se presente una propuesta en el Senado será producto de un amplísimo consenso del FAP, del Movimiento en Defensa del Petróleo, de los partidos y de los gobernadores”, declaró.

Por su parte, el coordinador general de las brigadas en defensa del petróleo en el Distrito Federal, Ricardo Ruiz, explicó que se constituyó un grupo de trabajo que propondrá movilizaciones y acciones de resistencia civil pacífica posibles si no prospera la postura de rechazo a la privatización de la industria petrolera. Dijo que se recabarán opiniones de instituciones, partidos y especialistas; la propuesta será entregada en la reunión del próximo lunes.

Aseguró que se cuenta con una capacidad muy importante de movilización de la sociedad civil en diferentes ciudades del país, así como de los partidos que integran el FAP, “que se podrían movilizar, en caso de una convocatoria, de manera organizada”.

Dijo que si bien aún no se descarta ni se aprueba que como parte de las acciones de resistencia civil puedan tomarse nuevamente las tribunas del Congreso, se preparará un documento para definir “cual sería la respuesta en caso de imponerse la privatización”.

Por qué el no

Pedro Miguel

Porque es una respuesta de sentido común: si se nos pregunta si deseamos sufrir la enajenación de algo que es nuestro (en un robo sin violencia o con ella, en un fraude bancario, como consecuencia de una extorsión o por medio de una votación parlamentaria), lo lógico es que contestemos no.

Porque ya sabemos lo que ocurre cuando los gobernantes en turno transfieren una entidad de propiedad pública o un ramo reservado al Estado a manos privadas (casi siempre, a empresarios afines, próximos, cuates, cómplices, compadres, parientes en algún grado): se incrementa la pobreza de la mayoría de la población y se dispara la riqueza de unos cuantos.

Entre De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox nos dejaron sin industria nuclear, sin satélites, sin bancos, sin carreteras, sin ferrocarriles, sin autopistas, sin empresas de telecomunicaciones, sin petroquímica secundaria, sin gas natural, sin líneas aéreas, sin supermercados populares, sin ingenios, sin acereras y altos hornos, sin minas, sin aeropuertos, sin vigilancia aeroportuaria, sin canales de televisión, sin estaciones de radio, sin fábricas de electrodomésticos, sin tortillerías, sin editoriales e imprentas, sin periódicos; de Salinas a Calderón, los gobernantes se han empeñado, además, en disminuir la generación de electricidad por parte del sector público (para que la generen empresas privadas) y en reducir a chatarra la planta petroquímica de propiedad nacional; nos dijeron que era para “adelgazar al Estado”, pero el gasto corriente del gobierno ha crecido en forma exponencial y hoy el gobierno federal, plenamente obeso, es más ineficiente que nunca; nos aseguraron que con el producto de las ventas de empresas del sector público se reduciría la pobreza en el país y ocurrió lo contrario; argumentaron que se consolidarían la independencia y la soberanía, pero hoy la soberanía y la independencia nacionales son una frase hueca que se acomoda en uno que otro pasaje de los discursos presidenciales mientras las autoridades federales exhiben su dependencia de los lineamientos de Estados Unidos y de Europa y la economía es lastimosamente vulnerable a los vaivenes financieros mundiales.

Porque no nos gusta que nos tomen el pelo: todo lo dicho por Calderón y sus empleados a favor de la privatización de la industria petrolera ya lo hemos escuchado cada vez que se ha transferido a los capitales privados una empresa del Estado, y en todas las ocasiones esos argumentos resultaron ser mentiras, aunque los apoyaran sin rubor alguno –como ahora– Krauze y Aguilar Camín.

Porque conocemos la profundidad del enojo popular, intuimos la explosividad social en grandes ámbitos del país y no queremos que una imposición del poder público –especialmente, de este poder público, surgido de una elección más que dudosa– provoque estallidos de violencia de esos que se sabe cuándo empiezan, pero no cuándo terminan, ni después de cuántos muertos.

Porque queremos demostrar y documentar, en el interior y al mundo, que Calderón no representa el sentir mayoritario de los mexicanos, ni en el terreno petrolero ni en muchos otros.

Porque los problemas de la industria petrolera nacional no se resuelven permitiendo que las grandes corporaciones trasnacionales se apoderen de ella, sino combatiendo la corrupción, la opacidad, la discrecionalidad y el dispendio dentro de Pemex y en el conjunto de la administración pública, un propósito que no forma parte del calderonato.

Porque el empeño gubernamental en incrementar la extracción de crudo es insensato, irresponsable y profundamente egoísta. Si los altos funcionarios no tienen suficiente dinero para pagarse el boato en el que viven, que cobren los impuestos que deben cobrar a las grandes corporaciones y que dejen en paz nuestro petróleo. Nuestros hijos y nietos lo necesitarán más que nosotros.

Por esas consideraciones, y por muchas otras, el no ganó de manera abrumadora en la consulta ciudadana que se llevó a cabo el pasado domingo.

La consulta rebasó el millón y medio de votos; el resultado, “muy bueno”

El coordinador de la consulta sobre la reforma de Petróleos mexicanos (Pemex), Manuel Camacho Solís; Carlos Payán, del Consejo Ciudadano, y Martha Dalia Gastélum, secretaria general del PRD, consideraron ayer “un éxito” la votación obtenida en ese ejercicio ciudadano.

“Con 68 por ciento de los votos computados en nueve entidades, sin considerar al Distrito Federal, se tuvo una votación de 721 mil 827 sufragios, que sumados a los obtenidos en la capital del país rebasan el millón y medio de votos”, con lo cual “nos sentimos satisfechos”.

Carlos Payán, en nombre del Consejo Ciudadano Nacional, expuso que con 68 por ciento en promedio de las casillas computadas en Baja California Sur, Guerrero, Hidalgo, estado de México, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz se tiene que el pasado domingo acudieron a manifestar su opinión sobre la reforma 721 mil 827 ciudadanos, pero “esas cifras son ya indicativas del sentido de la consulta”.

Martha Dalia Gastélum dio a conocer el costo de la consulta en esos nueve estados, que fue de 4 millones 245 mil pesos. Al desglosar los gastos, la dirigente perredista informó que en papelería e impresión de boletas se erogaron 450 mil pesos; en renta de equipo de cómputo, 300 mil; en tinta, 50 mil; impresión de actas, 7 mil; renta del salón para conferencias, 38 mil, y otros materiales diversos para votación, traslados y publicidad, 3 millones 400 mil, que en total suman los 4 millones 245 mil pesos.

“Muy satisfechos”

En conferencia de prensa, Manuel Camacho Solís aseveró que el resultado “francamente es muy bueno, estamos muy satisfechos; si sumamos las cifras del Distrito Federal con las obtenidas en esas nueve entidades ya rebasamos el millón y medio de participación, que había definido como el punto de éxito. Había dicho que ése era el punto esperado; dije que si sacábamos un millón de votos pasaríamos de panzazo; con millón y medio, exitoso, y si se superaba esa cifra sería muy bueno.

“Los resultados –insistió– son muy buenos, porque aún falta de computarse 30 por ciento de la votación en los estados referidos, y ya rebasamos el millón y medio de asistentes.”

Camacho Solís resaltó que hay una diferencia de casi 4 mil votos entre la pregunta uno y la pregunta dos, y la razón la atribuyó a que “hay personas que sólo contestaron una. También hay informes de que se tienen 16 mil 256 votos nulos”.

Camacho Solís reiteró que “el resultado obtenido es bastante bueno para una consulta que no contó con una estructura gubernamental. Es el ejercicio ciudadano más exitoso que ha habido por mucho en el país y en la ciudad”.

Recordó que la anterior consulta de la que se tiene registro contó con 432 mil votos, y fue abierta por Internet y teléfono, no hubo control, a diferencia de “ésta realizada el domingo, donde sí hubo controles, y un ejemplo de ello fue que habitantes del estado de México querían votar aquí en el Distrito Federal y no lo pudieron hacer porque así se estableció la norma.

“Establecimos que si llegábamos en la primera fase de la consulta a un millón y medio de votos lo íbamos a considerar un éxito; sabíamos que era muy difícil y máximo teniendo una campaña en contra como la que tuvimos.”

El coordinador de la consulta, visiblemente satisfecho, reconoció que en efecto “hay boletas con errores, y por ello se tienen 16 mil 256 votos nulos; pese a ello nadie ha hecho una consulta tan exitosa en el país como ésta. Si se compara con otros datos, tendría que referirse a las encuestas, la de Mitofsky, que a escala nacional señala que 71 por ciento de la población está en contra de las iniciativas de Calderón, y la otra encuesta más favorable para el gobierno es la de GEA/ISA, que da como resultado 55 por ciento en favor de las propuestas del presidente. Esos son los rangos.

“Si el gobierno hubiera sabido que ganaría la consulta, desde luego que habría participado; incluso el jefe del Ejecutivo tiene la atribución en el artículo 26 constitucional para convocar a una consulta popular cuando una decisión va a afectar de manera significativa el Plan Nacional de Desarrollo o los Programas Sectoriales”, indicó.

Payán, cuestionado sobre la importancia de este ejercicio ciudadano, refirió que si bien la consulta no es vinculatoria para hacer obligatorio que los resultados se acaten, “es indicativa por dónde anda la voluntad del pueblo mexicano, eso es muy importante ya. Además, si bien es cierto que no es vinculatoria para el Congreso, sí debe serlo para los legisladores del Frente Amplio Progresista, para ellos sí es obligatorio que se vayan por ese camino que indicó la consulta”.

Payán añadió que a la primera pregunta votaron por el no 665 mil 463, y por el 39 mil 897, y se tiene un registro de 16 mil 467 votos nulos.

En la segunda pregunta, por el no votaron 648 mil 394, por el 53 mil 482, y se tienen 15 mil 994 votos nulos. Hay una diferencia de 3 mil 957 votos entre la primera y la segunda preguntas.

Por su parte, Camacho Solís explicó que “Felipe Calderón pudo haber convocado a la consulta y no lo hizo. Cuando asistí a los foros de debate en el Senado y se nos criticó porque se dijo que la consulta iba a ser sesgada, que iba a ser un cochinero y algo no representativo, yo les pregunté a los senadores del PAN si estaban en favor de la consulta, y nos dijeron que sí; les ofrecí retirar nuestra consulta para hacer una entre todos, y no quisieron, y la razón de fondo es que el Ejecutivo calculó que era seguro que iba a perder o que era muy alta la probabilidad de que la perdiera.

“Respetamos su decisión –de no haber convocado al ejercicio ciudadano–, pero pedimos que se respete la opinión de la mayoría de los ciudadanos que participaron en la consulta.”

7.28.2008

“PAN y PRI, no se confíen; no quieran hacer a un lado la opinión de la gente”: AMLO

Andrés Manuel López Obrador afirmó que se respetará el resultado de la consulta de este domingo y anticipó que, de ser necesario, “estamos preparados, nos vamos a movilizar nacionalmente, pero no vamos a permitir que se entregue el petróleo”.

En ese sentido, dijo que los dirigentes de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional pueden realizar cualquier reunión para tratar de llegar a un acuerdo en torno a la reforma de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero “la decisión a final de cuentas dependerá” del resultado del ejercicio ciudadano de ayer.

Primero, en entrevista después de emitir su voto, recomendó a las cúpulas de PAN y PRI que “no se confíen, no quieran hacer a un lado la opinión de la gente, porque se van a equivocar”, y añadió que si se quiere imponer una reforma, continuarán las acciones de resistencia civil. Más tarde, al participar en la sesión del séptimo consejo político nacional del Partido del Trabajo (PT), resaltó: “que no se hagan ilusiones las cúpulas del PRI, PAN, ni el pelele de (Felipe) Calderón. Que vaya ofreciendo disculpas a sus jefes, porque si la gente dice no, no vamos a permitir que se entregue el petróleo”.

En ese encuentro llamó además a los partidos integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP) a cerrar filas en momentos en “que un grupo, una minoría rapaz quiere apropiarse del petróleo”. Es necesario, expuso, “unificarse para impedir que se entregue el petróleo a particulares, a extranjeros”.

La verdadera democracia, indicó, es la que permite que los ciudadanos expresen su punto de vista, y en el caso de la consulta de este domingo, aseguró, se tomó la decisión de acatar el resultado; “si el pueblo dice no a la privatización, ése es el mandato que vamos a acatar y que vamos a hacer valer. Y que se oiga bien y se oiga lejos, no vamos a aceptar ninguna simulación, ningún engaño”.

Insistió en que la propuesta presentada por el PRI en la Cámara de Senadores es “una calca” de las iniciativas del presidente Felipe Calderón. “No le cambiaron ni una coma”, expuso, y consideró que un partido como el Revolucionario Institucional “actúa de manera inmoral y, para no generalizar, para no incluir a todos los priístas, hay que decir que es una vergüenza que las cúpulas (del tricolor) actúen con tanto descaro y cinismo”.

Por ejemplo, refirió, el proyecto priísta deja intacto el planteamiento de Calderón de integrar con 15 miembros el nuevo consejo de administración de Pemex: 10 a propuesta del Ejecutivo y cinco por el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que dirige Carlos Romero Deschamps. Todos, aseguró, tendrán facultades amplísimas para entregar contratos sin licitación.

Otro artículo copiado, aseguró, se refiere a la obligatoriedad de que el Estado mexicano se ciña a tribunales internacionales en caso de controversias con los contratistas, lo cual “viola flagrantemente nuestra soberanía”. Advirtió: “nada de eso se va a permitir”.

Durante la reunión, López Obrador hizo un especial reconocimiento al Partido del Trabajo y a sus dirigentes porque, expuso, de los partidos que integran el FAP –además, PRD y Convergencia–, éste es el “que más ha respaldado al movimiento por la democracia. Me quito el sombrero ante muchos dirigentes sociales del PT”.

Por la mañana, López Obrador acudió a la casilla 31035-B, instalada en el Parque Margai, en Copilco. Poco antes del mediodía, sólo 29 personas habían opinado antes que él. El “presidente legítimo” votó por el no en las dos boletas que le entregaron. Luego de mostrar las papeletas, señaló: “ahora les voy a razonar mi voto. Por qué no y no”.

No conviene al pueblo de México, agregó, que se privatice la nación después de 25 años en que los gobiernos de la República han vendido las principales empresas bajo control del Estado.

“En caso de que se privatizara el petróleo, que no pudiésemos evitarlo, lo que le esperaría al pueblo de México sería más pobreza, desempleo, frustración, inseguridad y violencia: la destrucción de nuestro país. Por eso no queremos que se privatice el petróleo”, declaró.

Cuestionado respecto de las reuniones que ha sostenido el presidente sustituto del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, con los dirigentes del PAN y PRI, Germán Martínez y Beatriz Paredes, respectivamente, para llegar a un acuerdo que permita redactar el proyecto de dictamen de las iniciativas, aseguró que el movimiento en defensa de los energéticos va más allá de los partidos, “porque el petróleo atañe a todos”.

Pueden, dijo, hacer cualquier reunión, pero la decisión dependerá del resultado de la consulta. Expuso que aun cuando priístas y panistas aseguran que no habrá un albazo legislativo, el movimiento en defensa del petróleo actuará con cautela.

“Ya sabemos cómo actúan, no es la primera vez: en el Fobaproa se pusieron de acuerdo; cuando aprobaron el aumento de impuestos; al reformar la Ley del ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servico Sociales de los Trabajadores del Esatdo), y posiblemente estén pensando lo mismo”, expresó.

Después, en entrevista, la escritora Elena Poniatowska, quien participó como observadora ciudadana, consideró que no se puede permitir que continúe el saqueo a Pemex. “Cómo vamos a dejar que eso siga. Ya se lo comieron a pedacitos, y no queremos eso”, afirmó. También defendió la realización de la consulta porque, expuso, es de especial relevancia que se le pregunte su opinión a la ciudadanía y se le tome en cuenta.

La actriz Isela Vega definió que la propuesta de Calderón pretende ir a contracorriente de las tendencias de otros países, que buscan proteger sus reservas de hidrocarburos. “En México es de vital importancia, quizá más de la que tuvo en la nacionalización con Lázaro Cárdenas. País que tiene petróleo va para adelante, va a prosperar. Lo que necesitamos, porque hay una enorme corrupción, es, y no quiero soñar tanto, pararles el tren que llevan de corrupción. Ahora se quieren montar en el negocio.

“El pobre ilegítimo, el pobre espurio y el orejón, este muchachito que tienen en Gobernación, quieren montarse en el negocio, claro”, afirmó.

La consulta, ejercicio de total democracia, aseguran intelectuales observadores

Alrededor de 350 observadores, entre artistas, intelectuales y personajes del medio cultural mexicano, realizaron continuos recorridos este domingo por los diversos distritos y zonas en los que se instalaron las casillas para la consulta ciudadana sobre la reforma energética.

Desde muy temprano varios intelectuales, como Guadalupe Rivera Marín, Enrique Semo, Carlos Payán, Julieta Fierro, así como la periodista Blanche Petrich y el caricaturista Antonio Helguera comenzaron su recorrido por la delegación Coyoacán para recabar información sobre cómo se llevó a cabo la participación ciudadana en la consulta.

Luego del cierre de casillas, ocurrido a las 18 horas, y a la espera de resultados, el grupo de observadores se mantuvo atento a la información de los medios vía Internet y a los resultados que llegarían después de las 21 horas.

Algunos de los observadores de la consulta ciudadana ofrecieron a La Jornada los siguientes comentarios:

Enrique Semo, historiador: “Este ejercicio fue de una total democracia, que se realizó en la paz más absoluta, y los ciudadanos aprendieron a darle importancia a sus leyes y a la toma de decisiones. Los observadores constatamos que no se registró ningún problema y podemos afirmar que el destino del petróleo aún no está decidido ni se ha dicho la última palabra y no se habrá de resolver ni con el acoso del Congreso, porque la gente está tomando conciencia de lo que esto significa.”

Julieta Fierro, investigadora: “Me da mucho gusto que esta consulta se haya realizado. Es muy importante para mí, que nací en un época en la que las mujeres no teníamos libertad de decir ni pensar como hoy lo hacemos. Me duele la propuesta de Calderón porque me parece que es de miras muy estrechas y necesitamos un proyecto de nación, sobre todo en el tema energético, porque es demasiado valioso para malbaratarlo. México tiene muchos talentos jóvenes, los cuales pueden resolver problemas con miras al futuro y a las necesidades de esta nación”.

Guadalupe Rivera Marín, presidenta de la Fundación Diego Rivera: “Fue un orgullo que me invitaran a esta consulta, porque considero que fue un gran paso de la democracia mexicana. El hecho de que los ciudadanos se acercaran a las urnas libremente por primera vez a un ejercicio como éste, es un gran logro. Durante la jornada sobresalió la organización de las casillas y la capacitación de las personas. Lo único que lamento es que en Coyoacán no hubo la respuesta que esperábamos para ese acto político de primera importancia. De manera preliminar nos han informado que las diferencias entre el Sí y el No son contundentes. El máximo para el sí fue de 17 por ciento, y eso nos revela que la votación por el no fue arrolladora”.

Peligroso para la democracia, no tomar en cuenta la opinión ciudadana: observadores

Raúl Llanos Samaniego

Para representantes de la comunidad internacional “es realmente muy peligroso para la democracia” que los legisladores mexicanos no tomen en cuenta la opinión de los ciudadanos al momento de votar en el Congreso una reforma tan importante como la iniciativa en materia petrolera.

Las consecuencias –coincidieron con matices— pueden ir desde perder el respaldo de la población en las urnas o afectar la legitimidad de las instituciones democráticas, hasta las protestas y movilizaciones en las calles.

Así se pronunciaron ayer los integrantes de un grupo de observadores internacionales procedentes de naciones como Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Federación Rusa y Vietnam, invitados por el Partido del Trabajo para supervisar el desarrollo de la consulta efectuada ayer en las 16 delegaciones políticas de la ciudad de México.

Antes del recorrido por distintas mesas receptoras, la mayoría de ellos externaron su opinión acerca de ese mecanismo de consulta, que consideraron fundamental para el fortalecimiento democrático.

Juan Canesa, integrante del gobierno municipal de Montevideo, Uruguay, y miembro del partido Frente Amplio, consideró que cuando está de por medio el destino de los recursos que son propiedad de toda la sociedad, el pueblo debe opinar. Dijo que en el caso de los uruguayos, “a través de referendos hemos logrado en los años del neoliberalismo defender las empresas petrolera, telefónica, de electricidad y de agua, para que sigan en manos del Estado y beneficiar a la sociedad”, caso contrario –según dijo— al “desastre de las privatizaciones” que se vivieron en Argentina durante la gestión de Carlos Menem.

Cuestionado sobre la negativa del gobierno federal emanado del PAN a convocar a esta consulta, añadió: “Es un síntoma de que las derechas en todo el mundo no apuestan por la participación de los ciudadanos. Hacen foros y hablan de la democracia, pero en el momento de respetarla y llevarla adelante, le dan la espalda”.

De la posibilidad de que no se tomen en cuenta los resultados de esa consulta, Canesa remarcó: “Es realmente algo muy peligroso para la democracia cuando los representantes del pueblo no respetan la opinión del pueblo, y pasa que los ciudadanos les dén la espalda y no los reelija”.

Carlos Verón, del Partido Comunista de Paraguay, dijo: “Como latinoamericano, lo que siempre valoré fue que en la década de los 30 el gobierno mexicano hubiera recuperado para el pueblo la producción petrolera, y me parece que sería un retroceso que aquello que se recuperó ahora tenga que revertirse en función de los intereses del sector privado.”

A nivel de América Latina, dijo, “tenemos que defendernos de la voracidad de las multinacionales y de los sectores privados locales de querer quitar al pueblo los recursos que tendrían que beneficiar a toda la sociedad”, de ahí que también cuestionó la posible negativa del Congreso a escuchar la voz de la gente: “Creo que sí habrá una respuesta clara en términos de movilización y reclamo, cada vez más fuerte”.

Gerardo García, diputado del gobernante Movimiento Al Socialismo, de Bolivia, exaltó la consulta en materia energética y detalló que su país ha logrado recuperar el sector petrolero de manos privadas para el beneficio de todo el pueblo boliviano.

“Pienso que lo mismo debe ser en México y en todos los países que tenemos petróleo, tratar de recuperarlo para que así se mejore la educación, la salud y las condiciones de vida de la gente”, y manifestó que el principal riesgo de no escuchar a la sociedad es que “el pueblo se levante y, en algún momento, haga justicia”.

Carlos Fonseca, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, de Nicaragua, pidió ir más allá de que “el pueblo elige, pero no decide”, e incluso dijo que sería una “excelente iniciativa, digna de ser imitada por muchas fuerzas políticas de América Latina”, el tomar la opinión de la sociedad en temas vitales.

Julio Ugas, del Partido Comunista de Chile, indicó que “si la consulta, aun no siendo vinculatoria, arroja un resultado abrumador por parte de la ciudadanía para mantener su industria petrolera como hasta ahora y es considerada legítima, pues, obligatoriamente, quienes toman las decisiones deberán tenerla en consideración”.

Ronaldo Carmona, de Brasil, dijo: “El crimen del gobierno al intentar privatizar el patrimonio de los mexicanos es más grave cuando se ve que en el mundo la tendencia es aumentar la participación del Estado en la industria del petróleo, no disminuirla”.

Al final del recorrido, los observadores aseguraron que no detectaron anomalías ni conflictos más allá de que se prohibió a gente del estado de México emitir su opinión.

El gobierno debe aprender a pedirnos opinión, dijeron quienes eligieron el sí

Jaime Avilés

Que Jorge Serrano Limón, presidente de Provida, fue increpado por una adelita muy temprano en Coyoacán; que en la casilla ubicada frente al edificio donde vive Cuauhtémoc Cárdenas en Polanco ganó por nueve votos el sí; que en la delegación Xochimilco la copiosa participación popular matutina disminuyó a causa de las lluvias de la tarde; que en muchos casos la oscura redacción de la segunda pregunta hizo que la gente se mostrara favorable a la reforma de Felipe Calderón…

Que la tardanza en la instalación de las mesas receptoras en el Distrito Federal obedeció a la escasez de recursos; que al filo de las ocho de la noche se estimaba, en los nueve estados en los que también se realizó el ejercicio, una participación cercana al millón 200 mil votos, mientras en la ciudad de México se calculaba que ésta ascendía a 870 mil; que a vuelo de pájaro ya podía hablarse, en términos generales, de una tendencia de entre 15 y 20 por ciento favorables al y de 80 a 85 por ciento por el no…

Que desde las primeras horas de la tarde el PAN capitalino filtró que había “urnas embarazadas” y que interpondría denuncias penales y que mostraría “videos” para sustentar sus acusaciones, o que a las seis de la tarde en el parque central de Acapulco, Guerrero, había 450 votos por el no y sólo 12 por el sí, podrían ser, elegidos al azar, datos de indudable interés periodístico para abrir esta crónica, sin embargo, ninguno parece tan rotundo como el siguiente:

Eran apenas las siete de la mañana con 15 minutos cuando sonó por primera vez el teléfono en el Centro Nacional de Cómputo, dentro de la Alianza de Tranviarios, junto a la Arena México, en la colonia Doctores. La llamada provenía de San Luis Potosí y la atendió Ernesto Alvarado.

“Era un compañero que habló para decirme: ‘la casilla que me tocó está exactamente a mil 300 metros de mi casa. En este momento me faltan 200 metros para llegar, pero como me encontré un teléfono público que da servicio gratis les quise avisar. Que tengan muy buenos días’”, agregó, antes de colgar.

En el viejo local de la calle de doctor Lucio, desde el sábado por la tarde, fue instalada una red de 60 líneas telefónicas, conectadas cada cual a un ciudadano que regaló su trabajo en forma voluntaria y fue capacitado para recibir tres tipos de datos en tres clases de papeletas distintas: una para recabar todo lo relacionado con la apertura de las casillas; otra para medir la afluencia de participantes, y la tercera para captar las preferencias de los ciudadanos.

Pasadas las ocho de la noche de ayer, de acuerdo con Claudia Sheinbaum, responsable de ese establecimiento, habían llegado los datos de mil 640 casillas, dispersas en los estados de México, Veracruz, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Baja California Sur, Guerrero, Michoacán y, por supuesto, San Luis Potosí, y los resultados preliminares eran éstos: en favor del no se habían computado 217 mil 476 boletas y por el 16 mil 573, todo lo cual representaba alrededor del 16 por ciento de las 7 mil mesas receptoras distribuidas en aquellas nueve entidades.

Sin embargo, de acuerdo con otra fuente, casi la mitad de ellas, instaladas en el estado de México, presentaban problemas “a causa de los liderazgos regionales”, ya que éstos habrían “montado sus propios centros de cómputo” y no querían soltar nada hasta que tuvieran hechos sus propios números.

En el Hotel de la Ciudad, mientras tanto, se llevaba a cabo una reunión a puerta cerrada entre los miembros del Consejo Ciudadano, nombrado por Marcelo Ebrard –e integrado por el periodista Carlos Payán, las escritoras Guadalupe Loaeza y Laura Esquivel, la actriz Dolores Heredia, así como por Edur Velasco, Héctor Díaz Polanco, Epigmenio Ibarra y Blanche Petrich, entre otros–, con el número dos del gobierno capitalino, José Ángel Ávila; el presidente de la Asamblea Legislativa, Víctor Hugo Círigo; el consejero presidente del Instituto Electoral, Isidro Cisneros, y el ex regente Manuel Camacho, responsable de la consulta por el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador.

Los pecados de Serrano Limón

Afuera, en otro salón, los reporteros intercambiaban anécdotas y recuerdos de lo que habían recogido a lo largo de la jornada. Uno contaba, por ejemplo, que en la casilla de la placita coyoacanense de Santa Catarina, frente a la casa de la cultura Jesús Reyes Heroles, la señora Carmen Ostos, adelita de hueso y rebozo colorado, sorprendió fisgoneando al presidente nacional de Provida, Jorge Serrano Limón, quien salía de la iglesia más cercana, después de oír misa y rogar por el perdón de sus pecados, sobre todo de aquellos en que el diablo lo tentó con tangas, plumas fuentes de oro y millones de pesos pertenecientes al erario.

Y de repente, al verlo tan campante, la señora Ostos se le fue encima increpándolo: “¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar en la cárcel por ratero!”. Horas antes o después, pero no muchas, según el testimonio del historiador Rodrigo Borja, a la salida de una iglesia del Pedregal de San Ángel, había una fila de gente rica, dispuesta a votar por el sí, que decía en voz alta: “Estamos de acuerdo con lo que propone Calderón, pero vamos a participar porque el gobierno tiene que aprender a pedirnos nuestra opinión antes de tomar decisiones importantes”.

Algo así, probablemente, debió de haber ocurrido en torno a la mesa número 29-B, de Polanco, sita en el Parque de los Espejos, a unos metros del edificio donde vive el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, porque pasadas las seis de la tarde, los resultados eran: 47 votos por el y 38 por el no.

Desde la colonia Del Valle, frente a la funeraria Gayosso, los datos hablaban de 119 para el no y 53 para el sí, en tanto en el zócalo de Coyoacán, los resultados de la 20-B eran 224 para el no y 74 para el sí, y en la 19-B de Tlalpan, 115 para el no y 35 para el sí. Otros cálculos hablaban de una participación de 35 mil votos en el distrito electoral número 13, que abarca las colonias del Centro, donde la colocación de mesas fue tan excesiva que el promedio de sufragios por cada una se redujo drásticamente.

Esta vez no valió aquello de más vale que sobre y no que falte, porque en otros lugares de la ciudad hubo quienes tocaron a la puerta de los vecinos para pedir mesas y sillas, que no había proporcionado el gobierno de Marcelo Ebrard. Y todo esto y más se editorializaba en los pasillos del Hotel de la Ciudad, cuando comenzó la rueda de prensa en la que Payán anticipó una participación de 870 mil votos, sólo en la capital del país, cifra que habrá de ser confirmada en las próximas horas…

La consulta fue un éxito, pero sobre todo un proceso limpio: Camacho

Manuel Camacho Solís aseveró anoche: “contra todas las expectativas, la consulta ciudadana –sobre la reforma de Petróleos Mexicanos– ha sido exitosa, satisfactoria y, sobre todo, un proceso limpio”. Precisó: “pese a la campaña permanente de desprestigio, a la abusiva publicidad del gobierno en favor de la iniciativa de Felipe Calderón y a no tener acceso a la televisión para llamar a la participación, los resultados obtenidos son muy buenos, es un éxito”.

El coordinador de la consulta insistió en que “si no hubiese habido toda esa campaña en contra del ejercicio cívico, fácilmente se hubiera duplicado la participación ciudadana”.

No obstante ello, Camacho Solís subrayó: “estamos muy contentos, los resultados son los más altos que se han tenido en una consulta de este tipo y, sobre todo ha sido un proceso limpio”.

En conferencia de prensa destacó que fuera del Distrito Federal, es decir, en los nueve estados en los que se realizó la consulta, se instalaron 7 mil 390 mesas de recepción, es decir, hubo más de las 6 mil 500 que se estimaban”.

Camacho Solís recordó: “dije que si nosotros lográbamos un millón de participantes, nos sentiríamos satisfechos; si lográbamos millón y medio, sería un éxito, y arriba de eso, todavía sería mejor; ésos son los parámetros que podrían ser factibles, porque no tuvimos acceso a la televisión, porque no hubo programas en favor de la consulta, y sí, en cambio, toda una campaña permanente de desprestigio, y frente a eso es indudable que tiene que haber un impacto”.

Nada de que preocuparse

Tranquilo, satisfecho por los resultados que le daban a conocer, el coordinador de la consulta aseveró: “no tenemos información que nos preocupe. Ya vemos declaraciones del PAN; dicen que tienen videograbaciones –de irregularidades en la jornada ciudadana–, quién sabe cuántas cosas dicen; francamente no creo que tengan nada relevante, si tuvieran algo ya lo hubieran presentado.

“Estaban esperando grandes acarreos en delegaciones del Distrito Federal, como Iztapalapa, pero se quedaron esperando, ya que el proceso fue pulcro, limpio y hubo vigilancia exhaustiva por parte de los medios de comunicación, sobre todo en la capital y la zona metropolitana”.

Insistió Camacho Solís: “pese a los embates, los resultados obtenidos son satisfactorios. Lo más preocupante es que nuestra consulta se hubiera podido ensuciar y no hay ninguna información en ese sentido. El ejercicio ciudadano lo hicieron partidos y organizaciones sociales, y en contra de todo lo que esperaban –los detractores–, no ocurrió nada de eso; fue un proceso limpio, porque a todos los unió la defensa de una causa importante, la defensa del petróleo”.

En la conferencia de prensa se le insistió sobre el número de participantes o porcentaje, y respondió que no tenía esos datos, que más tarde se darían a conocer por otra instancia, pero aclaró: “esta participación no puede ser como la de una elección constitucional, todo mundo lo sabíamos; nuestro punto de referencia son otros ejercicios similares, por ejemplo, el último que se hizo en la ciudad fue la consulta verde y participaron 300 mil personas; el gobierno del Estado de México convocó a una y la asistencia fue de entre 5 mil y 10 mil participantes; los parámetros son otros”.

Pero sí se compara, añadió, con el porcentaje de ciudadanos que, según las encuestas, están en contra de las iniciativas de Felipe Calderón, que son entre 66 y 71 por ciento. “GEA/AISA, la encuesta más sesgada en favor del gobierno, da 45 por ciento de ciudadanos en contra”.

Camacho Solís abundó que esta consulta es un proceso de aprendizaje. “Nos va a obligar a todos, no nada más a las fuerzas progresistas, sino al PRI y al PAN, a que demos un paso a lo que se ha venido ofreciendo desde hace mucho tiempo, por lo menos desde hace 15 años, que es el establecimiento de mecanismos de democracia directa; ahí están las iniciativas en el Congreso; una de ellas la firmó Felipe Calderón cuando fue diputado federal”.

A los cuestionamientos sobre el costo de la consulta, Camacho Solís señaló: “se hizo con un mínimo de recursos; las 25 mil personas que participaron no recibieron sueldo, y ése me parece un gran mérito”.

En esa conferencia, la escritora Guadalupe Loaeza, quien participó como observadora, dijo que “desde las 9:30 de la mañana pasé por calles de la colonia Roma, de la Condesa, cuando fui a votar, y vi mucha gente en la primera. Estaban instaladas las casillas. Fui por San Cosme, por Juárez, y vi gente que iba con sus hijos a votar.

“En Polanco, en las Lomas, no había tanta gente, pero ahí estaban las casillas; la gente pasaba tranquila, me di cuenta de la tranquilidad en la que transcurría la consulta, sin violencia ni acarreados; no hubo desorden. Hasta ahorita, me informaron sólo de un desorden en Hidalgo, donde unas monjitas dijeron que la consulta era cosa del diablo. No obstante que la televisión no pasó programas de la consulta, y a las declaraciones obtusas de Germán Martínez, dirigente nacional del PAN, hubo ciudadanos que salieron a manifestarse; fueron a pronunciarse, como dice Manuel (Camacho); es un aprendizaje”.

En tanto, el politólogo Arnaldo Córdova señaló en la conferencia que “los datos apenas están llegando, pero no todos los que participaron votaron por el no; hay una alta votación por el . No fueron acarreos para decirle no a las iniciativas de Calderón; los ciudadanos fueron a votar según su convicción.

“Yo esperaba que todos fueran a decir no, pero es notable el hecho de que haya salido gente a decir a las reformas de Calderón; esto es un ejercicio ciudadano. Es una consulta ciudadana, y es muy importante para mí que haya ido gente a decir sí.

Por la mañana, en otra conferencia de prensa, Camacho Solís informó que en la ciudad de México se había instalado hasta el mediodía 97 por ciento de las mesas receptoras, y en los estados la cobertura era de 70 por ciento.

7.27.2008

El Despertar











José Agustín Ortiz Pinchetti
¿Y la gente no cuenta?

Llama la atención que aun sin haber estudiado la propuesta petrolera del PRI, el PAN y el PRD se hayan apresurado a darle la bienvenida. Ambos partidos le están concediendo al PRI una posición superior en la política mexicana. En alguna forma le están pavimentando el camino para tener un triunfo en 2009. El viejo partido, al oponerse a la aventura privatizadora de Calderón, ha sido congruente con sus estatutos y con el gusto de su clientela. Pero quiere aprovechar la coyuntura de cara a su asamblea vigésima no sólo para reverdecer sus banderas nacionalistas, sino para obtener ventajas con la reorganización del aparato administrativo de Pemex y acercar a muchos de sus cuadros a grandes negocios. Calderón pierde la reforma original, pero tiene ventajas importantes: continuará sobrexplotando Cantarell y obteniendo recursos estratégicos. Dispondrá de la renta petrolera en forma discrecional y utilizará los excedentes en un año crítico, tanto por la depresión que se anuncia como por ser un año electoral.

Los partidos quieren llegar a un acuerdo y no toman en cuenta a la gente. En las encuestas, las dos terceras partes de la población han podido resistir la costosa ofensiva mediática del gobierno y se oponen a la reforma. Miles o cientos de miles están organizados para la resistencia. Millones de simpatizantes de AMLO y una buena franja de los que votan normalmente por el PRI se oponen. Hoy se realiza la consulta popular en el Distrito Federal y habrá otras el 10 y el 24 de agosto. Muchos sectores, inclusive empresarios y eclesiásticos, se están incorporando a un movimiento sin precedente en México. Esos hechos no cuentan para los parlamentarios.

Entiendo la alegría del PAN: una reformilla puede ocultar la derrota de la aventura de Calderón. Me cuesta trabajo entender el apresuramiento de los perredistas. Pareciera como si el acuerdo cupular intentara “desinflar” la consulta del Distrito Federal. El PRD debería de apostar a ella y tratar de recuperar por ese medio legítimo la popularidad que ha perdido en los últimos meses por el desastroso resultado de sus elecciones internas. En las cúpulas de los partidos ni en el Senado, ni en la Cámara de Diputados, hay una representación cabal de la población. La gente no conoce ni quién la representa. Y para ellos la opinión popular cuenta muy poco.

Hace unos cuantos días, Ana Isabel López, una estudiante avanzada de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, me pidió una entrevista sobre el desarrollo del movimiento obradorista. Es el primer caso que yo conozca que un científico social mexicano se interese por el más grande fenómeno político de los últimos tiempos. Para la abrumadora mayoría de observadores y analistas, lo que ha estado haciendo AMLO viajando por el país y organizando la resistencia, convocando a miles y a millones no tiene importancia efectiva. El despertar de la conciencia sobre la importancia del petróleo y la necesidad de preservarlo como propiedad pública no parece importar a los políticos profesionales. Se equivocan: por primera vez gran parte de la población ha entrado en el foro de la discusión y no será fácil sacarla de ahí.

Nuestra consulta de hoy

Antonio Gershenson

Es sabido que hoy es el día para la consulta, en el Distrito Federal y nueve estados, en favor o en contra de la iniciativa del gobierno federal para cambiar la legislación de Pemex. Esto no sólo es importante para el destino de esa iniciativa y para la defensa de nuestro petróleo. Es un paso importante en una forma de democracia que hasta hace poco no se conocía en nuestro país: que los votos no sólo decidan “quién ganó” este o aquel puesto político, diputación, etcetera, sino que decidan qué ley debe regirnos o no, si un gobierno debe continuar o no, si el petróleo debe privatizarse o no.

Esta última forma de participación ciudadana ha tenido poca vida en México hasta el momento, pero se viene desarrollando desde hace mucho tiempo, incluso siglos. Es más, sólo hay dos países en América Latina que no tienen en su legislación federal o nacional por lo menos alguna de estas formas de participación, y uno de ellos es México. Tenemos legalizada la consulta en el Distrito Federal, pero no en el plano federal.

De hecho, en la pasada campaña electoral López Obrador incluyó en su programa esta participación directa. También se sometió a la revocación de mandato cada dos años, aunque la forma era distinta: una especie de encuesta supervisada y no una votación en urna, que implica infraestructura, inversión, mucho personal y algunos otros elementos. Pero ahora sí la tenemos. En la mayor parte del país la consulta es organizada por personas interesadas y organizadas de alguna manera.

En muchos casos la consulta, el referendo o el plebiscito son convocados por alguna autoridad. Hay casos en que la ley señala cuándo va a haber este tipo de votación; en varias entidades de Estados Unidos son en el mismo día y lugar que la elección convencional. Pero en Perú, Uruguay y Colombia se convoca a este tipo de actos con el 10 por ciento de firmas en relación con el total de posibles votantes. Faltan unos días para una votación en Bolivia para la revocación, o ratificación, del mandato del presidente y del equivalente de los gobernadores. En septiembre se votará en Ecuador en favor o en contra de la nueva Constitución. En un evento reciente, nos informaban que la consulta popular que empieza el domingo 27 es muy importante para otros países de América Latina, porque sienta precedente al someter a votación popular un proceso de privatización de áreas estratégicas.

En Europa se considera a Suiza como país precursor de las votaciones populares de este género, y éstas se han venido extendiendo en alcance y de unos países a otros. En Italia hay referendo revocatorio del mandato y se puede iniciar “desde abajo”.

Si vemos la evolución histórica general, observamos que se extiende más y más la votación directa de los ciudadanos para tomar decisiones y para validar leyes. De modo que el acto de hoy es, además de un paso importante en la defensa de nuestro petróleo, un paso hacia un futuro más democrático.

Es más, algunos legisladores de izquierda han hablado de una iniciativa para dotar a todos los ciudadanos mexicanos de todos estos derechos. El logro de este propósito puede tardar más o menos tiempo, pero va en el sentido en el que marchan los ciudadanos de cada vez más países.

Después de la de hoy, habrá otras dos etapas en esta consulta, el 10 de agosto en los estados del sur, y el 24 de agosto en los del norte. Esta votación, sin embargo, no se puede comparar con una elección “normal”, ya consolidada y legalizada en todo el país, con meses de campaña electoral y con medios de difusión. Es un paso muy importante, pero en cierto sentido es el primero. Para verlo en todo su alcance hay que observarlo en la perspectiva de este proceso al que nos referimos.

El debate sigue, las consultas van

Rolando Cordera Campos

Terminado el debate en el Senado de la República, seguirá como avalancha el regaño manido: nadie nos dijo qué hacer o de qué se trata la reforma energética; todo se partidizó; la ideología se impuso y nos impidió pensar; en fin, que como dicen los malos lectores de Paz y Carlos Fuentes (¡Felicidades por El Quijote!): ¡Qué le vamos hacer! Si aquí nos tocó… hijos de… y mezcla de lo peor.

Y sin embargo la República se movió y puede seguir haciéndolo. En el Senado y a través del Canal del Congreso y de algunas bien elaboradas páginas periodísticas, se emitieron opiniones y discutieron posiciones sobre la Constitución, el estado real y futuro de la empresa, la perspectiva de una apertura de la explotación y la exploración a la inversión privada, la tragedia de la petroquímica sobre la que pocos se atrevieron a culpar a Pemex o a la propiedad nacional del subsuelo, etcétera. Ausente estuvo, como en algún momento se consignó en la prensa, el tema candente del sindicato y su papel en la industria, pero de formas de gobierno, autonomía de gestión y yugo hacendario se habló y mucho. No bastará para remover el (pre)juicio derogatorio de las jornadas de este medio año, pero sí para enriquecer el juicio de la opinión pública.

Sano fue el convivio congresal, como será la consulta ciudadana. A ésta, debe observársele como una práctica inicial que da cuenta de una de las muchas carencias que aquejan a nuestro edificio democrático, mal acostumbrado a avanzar a fuerza de votos y prebendas del Estado; sin conciencia clara de que sus órganos, en particular los colegiados representativos, se deben a la ciudadanía más allá de sus votos y que, por tanto, su misión no es sólo legislar “en nombre” de los ciudadanos, sino construir cotidianamente una auténtica voluntad colectiva, porque de eso depende en gran parte la legitimidad del sistema en su conjunto.

La ingeniería que la democracia mexicana requiere no sólo es institucional, como con su proverbial arrogancia recomendó alguna vez Sartori. Cada día es más claro y urgente entender que muchos de los nudos ciegos y nichos perversos donde se nutre el poder de hecho, radican en una Constitución que se adecua trabajosamente a la dinámica política y social desatada en su nombre, pero sin tomar en cuenta los enormes desafíos abiertos por una reformitis aguda y poco atenta a los mandatos fundamentales.

La prisa por volvernos persona grata a las nuevas configuraciones de poder de la globalización sirvió por un tiempo como pretexto para estos desarreglos. La emergencia del México bronco a partir de 1994 sirvió también para marchar a paso de ganso en la reforma política para la democracia, sin considerar desigualdades amenazadoras en la arena política y una constelación de poderes de hecho siempre en las fronteras de lo inconstitucional y listos para desplegar sus baterías contra el proyecto representativo y aun contra la propia Constitución.

No es fácil insistir en la centralidad y actualidad de una política constitucional y renunciar a las tranquilidades que nos brinda el ensamblaje institucional erigido durante la fiebre del reformismo neoliberal. Son muchos los que se las han arreglado para acomodarse, lucrar y hasta prosperar bajo este paraguas y tal vez sean muchos más los que conciente y activamente forman filas en la coalición conservadora que está dispuesta a todo para preservar lo que dejó la reformitis. De aquí la feria de fantasmas en torno al populismo y la danza de vampiros que desató la primera fase del reclamo popular ante la iniciativa calderoniana de reformas a la normatividad petrolera.

Sin embargo, aquí también es posible detectar movimientos de revisión y de renovación y configurar hipótesis diferentes a las que sirvieron para justificar el apoyo inicial, casi sin condiciones, que obtuvo el proyecto, incluso en analistas cuyas lealtades dicen estar en otro lado.

Para empezar, reiteremos que el interés nacional de los países que nos rodean y compran no está en que sus empresas petroleras entren sin más al subsuelo, la refinación o los ductos mexicanos. En primer término, como en 1938, su interés está en un abasto seguro que no mengüe, mientras se entra de lleno a la transición energética. Así ocurrió con Roosevelt y Cárdenas, y así puede ocurrir ahora y mañana. Lo que habría que definir es un horizonte de pactos y arreglos que dieran paso a proyectos nacionales de inversión de gran alcance. Lo demás, vinculado a la espectral hegemonía tecnológica de las antiguas “siete hermanas” puede dejarse para las paranoias de fin de semana o las ilusiones de negocio y consultoría de unos cuantos.

En segundo término, admitamos que el cruce entre el declive productivo y el de la exportación de Pemex es grave sí y sólo si deciden mantenerse el agudo sesgo exportador reportado por Jorge Eduardo Navarrete y la irracional pauta fiscal, que ha puesto al Estado en su conjunto al borde no de un ataque de nervios sino de una catástrofe financiera y política que la marrullería hacendaria sólo pospone. El tema no es pues el petróleo en abstracto sino el Estado y su capacidad para persuadir a los mandantes de la urgente necesidad de poner un alto a tanto desperdicio en el gasto y un hasta aquí en la codicia autodestructiva cuando se trata de contribuir y pagar impuestos.

Viéndolo así, la superchería sobre los hospitales, las enfermeras o los maestros y las escuelas que nos permitiría adquirir la reforma de Pemex cae por su propio peso; los políticos podrían pensar un poco en serio y todos nos ahorraríamos el bochorno de argumentos por la reforma cargados de buenas intenciones para los desvalidos y desprotegidos de siempre. Para éstos, sólo el empleo que viene con el crecimiento y salud y seguridad social universales, financiadas con impuestos generales, es la única esperanza. Y así debe decirse y asumirse antes de buscarle a la propuesta de Calderón virtudes distributivas de las que carece.

Por último, pero no al último. La posposición de reformas de fondo en Pemex no debería servir de pretexto para mantener su exiguo ritmo de exploración y construcción de refinerías. Tampoco para esquivar la petroquímica. Para esto hay fondos y capacidad de endeudamiento eficiente, y aún quedan empresarios dispuestos a entrarle con inversión y riesgo. Mexicanos y extranjeros, que forman el verdadero conjunto empresarial estratégico para la era que puede iniciarse gracias, entre otras cosas, a un debate que sólo los necios pueden despreciar y derogar.

Pemex y el petróleo no son la panacea y nunca lo fueron. Pero hoy, como lo fueron ayer, pueden ser sostenes efectivos para que México rencuentre la senda perdida de su desarrollo. Por eso el debate y las consultas seguirán.


El PRI miente: su iniciativa energética es PAN con lo mismo

Claudia Sheinbaum Pardo

Cuando escuchamos a los legisladores del PRI presentar su iniciativa, parecía que tenían como objetivo evitar la privatización de diversos sectores de la industria petrolera, contenida en las iniciativas que presentó el gobierno de facto. Cuando se estudia su propuesta, desafortunadamente la realidad es otra. Plantean, al igual que el PAN, como eje central la participación de la iniciativa privada en las áreas estratégicas de exploración, extracción, refinación, almacenamiento y distribución de los hidrocarburos.

Para el caso de la exploración y extracción de petróleo y gas natural, su propuesta es la participación de la iniciativa privada nacional y extranjera a través de contratos de servicios. El objetivo es que sean los privados quienes realicen estas actividades, pagándoles en efectivo de acuerdo con la cantidad de hidrocarburos que se encuentren en el subsuelo. Aunque afirmen que ésos no son contratos de riesgo, porque no se comparten los hidrocarburos, en los hechos sí lo son, pues aunque el privado “no cobre” por la exploración, se llevará una ganancia sustantiva de la extracción.

En los debates en el Senado de la República diversos ponentes explicaron que este tipo de contratos son sumamente contraproducentes para el país, porque significan compartir innecesariamente una parte importante de la renta petrolera. Para negar este efecto inevitable de la privatización, de manera pedestre el PRI simplemente decide redefinir el concepto de renta petrolera, de la siguiente forma: “La renta petrolera es la que se obtiene por la venta de los hidrocarburos menos todos los costos económicos para extraerlos en que incurra Petróleos Mexicanos por sí o a través de terceros, en los términos de las disposiciones aplicables” (artículo 58 de su propuesta de ley orgánica).

También, al igual que en la propuesta de Calderón, mantienen la creación de una comisión de petróleo, para que sea un organismo externo a Pemex el que defina las reservas y quien podrá explotarlas. En ambas propuestas, los privados sólo requerirán del permiso de la Secretaría de Energía para iniciar la exploración, aunque carezcan de contratos, facilitándoles las expropiaciones a particulares, ejidos y comunidades, en caso de ser necesarias.

En el caso de la refinación, el almacenamiento y los ductos, la propuesta del PRI plantea establecer, por decreto del Ejecutivo federal, “empresas filiales” de Pemex. De acuerdo con la exposición de motivos de su iniciativa: “Estos organismos serán propiedad exclusivamente de Petróleos Mexicanos y se crearán con el propósito de complementar la capacidad de ejecución de obras y de operación de Petróleos Mexicanos en las áreas estratégicas que le corresponden a la nación, como las actividades de refinación, transporte, almacenamiento y distribución de derivados, así como en la construcción de ductos. Realizarían las actividades mencionadas por cuenta y orden de Pemex, procesando y operando petróleo y gas propiedad del organismo o, en otras palabras, le darían el servicio correspondiente y, en su caso, le entregarían a Pemex los resultados de su operación”… “Los organismos descentralizados de carácter estratégico filiales operarían con contratos de largo plazo que apoyarían el financiamiento de la inversión. Esto permitiría descentralizar la realización y operación de proyectos completos para nuevas instalaciones, sin congestionar la administración de los actuales organismos subsidiarios, a quien darían servicio.”

Estos organismos (de acuerdo con las modificaciones propuestas por el PRI a la ley reglamentaria del 27 y a la Ley Orgánica de Pemex) realizarán contratos de arrendamiento con terceros (léase privados) para que sean éstos los que hagan las obras y, en su caso, operen las refinerías, el almacenamiento y los ductos. Al final del contrato, la infraestructura se le entrega a Pemex. Este es un esquema de contratación que también se usó para la generación de electricidad y que resultó sumamente oneroso.

Hasta aquí la diferencia con la propuesta de Calderón es que los privados no podrían tener bajo su propiedad la infraestructura; sin embargo, en su propuesta de modificación a la ley orgánica, en su artículo 19 establecen que es una atribución del consejo de administración de Pemex:

“IX. Aprobar, a solicitud del director general, la constitución y desincorporación de los organismos descentralizados de carácter estratégico filiales bajo control de Petróleos Mexicanos o de sus organismos subsidiarios, considerados entidades paraestatales, sin sujetarse para esos efectos al procedimiento previsto en la Ley Federal de las Entidades Paraestatales y su Reglamento…”

Es decir, que la nueva infraestructura de refinación, almacenamiento y transporte será construida y operada por privados a través de contratos de arrendamiento con las filiales de Pemex y, por si fuera poco, además, al final podrán ser desincorporadas (léase privatizadas) por el consejo de administración. O sea, la misma privatización, sólo que con tiempos un poco diferentes a los planteados por Calderón.

Por otro lado, existen sólo diferencias de matiz entre las propuestas del PRI y del PAN en las modificaciones a la Ley Orgánica de Pemex. Por ejemplo, el PRI propone que los consejeros profesionales que se integrarán al consejo de administración, deberán ser ratificados por el Senado y todos deberán ser funcionarios públicos. Sin embargo, sus funciones son las mismas: auditorías, remuneraciones y portafolio de inversiones. Los artículos que se refieren a la exención de responsabilidades del consejo de administración en caso de que actúen “de buena fe” y la contratación de fianzas y seguros son iguales. Asimismo, con el mismo esquema conservan los bonos ciudadanos.

Por otro lado, a pesar de que la mayor parte de los ponentes en el debate planteó la necesidad del fortalecimiento de la investigación, en particular del Instituto Mexicano del Petróleo, la propuesta del PRI no toca el tema porque sencillamente no les interesa el desarrollo de la ciencia y la ingeniería nacionales. Finalmente su llamado fondo nacional para la transición energética no establece de dónde saldrán los recursos ni cuántos serán y se orienta para financiar proyectos con créditos. Es decir, de nuevo, nada para la investigación y el desarrollo de fuentes alternas, como un proyecto de Estado. Decir NO este domingo en la consulta, también significa NO a la iniciativa del PRI, porque desgraciadamente ésta también pretende la privatización de la industria petrolera.

Se trata de la misma gata pero empanizada

Mario Di Costanzo Armenta

Sin lugar a dudas, el maridaje entre el PRI y el PAN volvió a quedar de manifiesto, pues cuando la propuesta calderonista de privatización del sector petrolero estaba prácticamente desechada, el senador Manlio Fabio Beltrones presentó la versión reloaded, tal como en la película Matrix, del proyecto privatizador de Felipe Calderón.

De esta manera, no obstante las diferencias en cuanto al número de ordenamientos jurídicos creados o modificados, de la comparación de ambos proyectos se puede observar que presentan las mismas deficiencias; siendo la única diferencia la forma en la que se estaría dando paso a la inversión privada.

Esta diferencia en cuanto a forma más no de fondo se puede advertir si comparamos las modificaciones propuestas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional; para ello, sólo basta mencionar que ambos proyectos buscan en esencia modificar la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo.

Así, mientras que en la propuesta de Felipe Calderón la privatización es directa, en la presentada por Manlio Fabio Beltrones ésta se hace por “la puerta de atrás”, al crear la figura denominada “organismos descentralizados de carácter estratégico”, que son un mecanismo para eludir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional, que establece claramente, la exclusividad del Estado en materia de explotación de hidrocarburos, añadiendo que “en esta materia no se otorgarán contratos o concesiones de ninguna especie”.

Es decir, mientras que Felipe Calderón ha propuesto la modificación al artículo cuarto de la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional para establecer que: “Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos”.

Y añade que: “Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo”

Manlio Fabio Beltrones ha propuesto que “el Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuenta de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”.

Añadiendo que: “En los términos de su propia ley orgánica, Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios, así como los organismos filiales referidos en el párrafo anterior, estarán dotados de plena autonomía de gestión y presupuestaria, incluyendo la regulación para la contratación de obras, adquisiciones, arrendamientos y servicios”.

Lo anterior significa que Pemex podrá crear “empresas filiales estratégicas” que gozarán de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria y aún y cuando se establece que estas empresas serán propiedad de la propia paraestatal, es decir de la nación, no existe en la iniciativa priísta ningún impedimento para que estas “filiales estratégicas de Pemex” se puedan asociar en cualquier actividad de la cadena productiva (exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera) con alguna empresa privada sea nacional o extranjera y en cualquier porcentaje de participación, dado que dichas filiales gozarán de autonomía de gestión.

Es decir y a manera de ejemplo Petróleos Mexicanos podría decidir crear una filial que se dedicara a la refinación de petróleo, misma que podría ser una refinería en operación, como la de Cadereyta o Ciudad Madero.

En tal virtud, estas refinerías ya convertidas en una “filial estratégica de Pemex” y dada su autonomía de gestión; podrían asociarse con Exxon, Shell o Halliburton para “ampliar o construir” la propia refinería o una nueva” en cualquier porcentaje de participación porque al final,’ serían esas petroleras extranjeras las que llevarían a cabo las actividades de la cadena productiva y con ello se violaría la Constitución, al transferir esas actividades estratégicas y por la tanto parte de la “renta petrolera” a la iniciativa privada.

Es muy importante señalar que ninguno de los dos proyectos se aborda y mucho menos se soluciona el problema fiscal y presupuestario que enfrenta Petróleos Mexicanos.

Mucho menos aún, se garantiza que lo excedentes petroleros se destinarán exclusivamente a Petróleos Mexicanos, en virtud de que en la propuesta de Manlio se establece que Pemex podrá contar con el excedente de sus “ingresos propios”; al respecto, cabe señalar que no es lo mismo lo que hasta ahora se entiende como excedentes petroleros y lo que se define como un “ingreso propio de Pemex”.

Por las demás cuestiones, como las relativas al Órgano de Gobierno de Pemex, a los Comités de Transparencia, a la “autonomía de la paraestatal”, al manejo de su deuda, ingresos excedentes, bonos ciudadanos, licitaciones (con excepción de los contratos de riesgo), es prácticamente lo mismo que ha propuesto por Felipe Calderón, por lo que al final de cuentas se puede concluir que se trata de la misma gata pero empanizada.

7.26.2008

INVITA LÓPEZ OBRADOR A VOTAR POR EL NO EN LA CONSULTA POPULAR SOBRE LA INDUSTRIA PETROLERA. CARTA DEL PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO

GOBIERNO LEGÍTIMO DE MÉXICO

PRESIDENCIA

Amigas y amigos:

Como ustedes saben, he venido señalando desde noviembre del año pasado que la patria está bajo un grave peligro. El futuro de México se ve amenazado por la reforma energética enviada por Felipe Calderón al Senado de la República. En ella se propone otorgar a un pequeño grupo de mexicanos y, sobre todo, de extranjeros, el derecho de apropiarse de los beneficios de la industria petrolera nacional que sólo deben corresponder al pueblo de México.

Con la política económica que han venido imponiendo desde hace 25 años, sólo una minoría ha podido progresar, mientras la inmensa mayoría de los mexicanos está condenada al desamparo y a la supervivencia. Además, los gobernantes se han dedicado a entregar a particulares y a extranjeros los bienes del pueblo y de la nación. De 1982 a la fecha, se han privatizado más de mil empresas públicas, por ejemplo: entregaron Teléfonos de México, los ferrocarriles, las minas, los aeropuertos, las líneas aéreas, los bancos, parte de la industria eléctrica y es cosa de preguntarnos: ¿en qué se ha beneficiado la mayoría de los mexicanos? La verdad es que sólo se ha profundizado la desigualdad y la corrupción.

A pesar de esta amarga realidad, por la ambición al dinero, los potentados y sus representantes en el gobierno están empeñados en continuar con la misma política entreguista y de privilegios, como lo demuestra el hecho de que ahora quieren apoderarse de la industria petrolera nacional, lo cual llevaría a más pobreza, desempleo, frustración, inseguridad y violencia. En pocas palabras: la privatización del petróleo significaría apostar a la destrucción del país y cancelar el futuro de millones de mexicanos, sobre todo de las nuevas generaciones

Por eso te invito a que en la consulta que se llevará a cabo el domingo 27 del presente mes digas NO a la participación de empresas privadas en la industria petrolera y NO a la reforma energética entreguista que se debate en el Congreso de la Unión.

Si impedimos la privatización del petróleo, mantendremos las esperanzas de utilizar este recurso natural estratégico para industrializar a México, crear empleos, abaratar los precios del gas, la gasolina y la electricidad, fortalecer nuestro mercado interno y garantizar el bienestar de la población.

Asiste con tu familia a votar, invita a tus vecinos y amigos. No permitas que nos roben el derecho a la esperanza.

Andrés Manuel López Obrador

Presidente legítimo de México

“LA PROPUESTA DEL REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL ES EL MISMO PROYECTO QUE EL PRESENTADO POR ACCIÓN NACIONAL, NADA MÁS QUE REVOLCADO”: AMLO

Como la propuesta de reforma energética de Felipe Calderón ya está mal vista y no puede sacarla adelante, el PRI la pepena de la basura, la recicla, transcribe párrafos y artículos textualmente y la convierte en un proyecto empanizado, aseguró Andrés Manuel López Obrador.

En vísperas de la primera etapa de la consulta popular sobre la industria petrolera, el presidente legítimo de México puntualizó que “los legisladores y la cúpula priistas copiaron el contenido de la oferta de Calderón Hinojosa, al grado de que hay párrafos idénticos al proyecto que envió el presidente usurpador al Congreso de la Unión”.

Durante su recorrido por municipios de Jalisco, el dirigente de la izquierda mexicana subrayó que “el partido tricolor se convirtió en alcahuete del régimen, le hace el trabajo sucio a los panistas de arriba y presenta en apariencia una nueva oferta de reforma energética. Lo que han hecho los priistas es similar a lo que realizan los estudiantes con sus tareas escolares: recurren al internet para copiar textualmente los párrafos que necesitan para cumplir con sus trabajos de la escuela. En esencia, la propuesta del Revolucionario Institucional es el mismo proyecto que el presentado por Acción Nacional, nada más que revolcado”, añadió.

A unas horas de iniciar la consulta popular, López Obrador hizo un llamado a los habitantes del Distrito Federal y de los estados de México, Michoacán, Guerrero, Morelos, Tlaxcala, Baja California Sur, Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo para votar por el NO a la iniciativa de reforma energética de Calderón y de la derecha panista. “Es necesario que el pueblo de México salga a emitir su voto y a expresar su opinión sobre un asunto, como la industria petrolera, trascendente para el futuro del país”, argumentó.

Al concluir un recorrido de cuatro días por 23 municipios de Jalisco, el presidente legítimo de los mexicanos dijo desde la Ciénega de Chapala que estará atento al desarrollo y a los resultados de la consulta ciudadana sobre el petróleo.

“Si la gente dice no a la privatización de la industria petrolera, eso es lo que vamos a hacer valer, porque se tiene que respetar la voluntad del pueblo; pero si la minoría rapaz, Calderón y los legisladores panistas y priistas pretenden imponer una reforma contraria a los intereses de la mayoría, entonces “os vamos a movilizar a nivel nacional, con el apoyo de aproximadamente 200 mil brigadistas, y no vamos a permitir la entrega del patrimonio nacional a la iniciativa privada, mucho menos a las empresas multinacionales”, anticipó.