La falta de capacidad instalada para producir 40 % de las gasolinas, el déficit cada vez mayor en la balanza comercial de petroquímicos, la necesidad de más kilómetros de ductos para el transporte de hidrocarburos, la caída en la producción del supercampo Cantarell y la supuesta reserva del petróleo de sólo nueve años son algunos de los problemas que aquejan a Pemex.
Son los pretextos —esgrimidos como argumentos— que, mezclados con medias verdades y mentiras completas, utiliza Calderón para intentar la privatización de Pemex.
Estos problemas no son producto de la generación espontánea, tienen su origen, entre otros, en la manera como se han invertido los recursos.
Primer Análisis. Desde hace 25 años, la escasa inversión en las subsidiarias de Pemex ha sido distribuía de la siguiente manera:
- 70 por ciento se destina a la extracción de aceite y gas;
- en refinación, sólo 10 por ciento;
- otro 10 por ciento en exploración;
- en PGPB, cerca de 2 por ciento; y
- menos de 1 por ciento en petroquímica.
Este es uno de los motivos de los déficit y las caídas en nuestras reservas. La irresponsabilidad fue tal, que Fox recibió reservas para 38 años de consumo, y cuando entregó el poder, ya sólo alcanzaba para 28 años de consumo. En seis años de gobierno, gastó 10 años de reservas.
Segundo análisis: Inversión por regiones productoras. Pemex divide sus actividades en el país en las regiones Norte, Sur, Suroeste y Noreste. Con algunos cálculos sobre cifras publicadas, veamos cuánto aportan a la producción y al ingreso, y cuánta inversión se les destina.
Las regiones Noreste, Suroeste y Sur en su conjunto aportan 90% a la producción nacional, generan 91% de los ingresos petroleros y reciben 62% de la inversión; en contraste, la Norte contribuye con tan sólo 10% a la producción nacional, genera 9% de los ingresos y, en cambio, recibe 38% de la inversión total.
En consecuencia, en las regiones Noreste, Suroeste y Sur por cada peso invertido se recuperan 9. En cambio, en la región Norte por cada peso invertido sólo se recuperan 2.
Entonces, ¿cuál es el criterio para destinar cerca de 40% de la inversión a una región que genera cerca de la décima parte de los ingresos por hidrocarburos? Esta pésima política de inversiones es una de las causas de los enormes problemas de Pemex.
Falsas soluciones
Calderón presume que sus iniciativas fortalecen a Pemex. Fortalecer, según el diccionario, significa “hacer más fuerte”. ¿Desde cuándo eliminar la exclusividad en actividades a la industria petrolera, permitiendo la participación de transnacionales, puede entenderse como fortaleza?
En la realidad, las empresas privadas han dado resultados desastrosos. Dos casos: las refinerías de Cadereyta y Minatitlán. ¿A quiénes se contrató para reconfigurarlas, y cuáles son los resultados?
Para Cadereyta, en 1997 se contrató a las empresas Sunkion Limited, Siemmens e ICA. La obra debió terminarse en julio del 2000, pero ocupó más del doble del plazo pactado. Los trabajos se entregaron con irregularidades: corrosión en ductos, espesores menores en tuberías, precios unitarios muy por encima de lo contratado, entre otras. Para noviembre de 2001, el proyecto tenía 16 meses de retraso y la auditoría cuantificó en ese momento pérdidas por más de mil millones de dólares. Finalmente la obra se entregó inconclusa. Pemex, que había renunciado a la jurisdicción nacional, fue demandado por el consorcio contratista en tribunales internacionales, y ante la falta de una defensa adecuada lo condenaron a pagar 630 millones de dólares más. Ninguna sanción hasta el día de hoy.
La reconfiguración de Minatitlán, por su parte, fue otorgada a la empresa española Dragados, tiene más de dos años de retraso, los costos pactados originalmente se han duplicado y tampoco existen responsables.
Veamos ahora empresas extranjeras de exploración y producción. Estos contratos comenzaron en 2003, siendo Calderón secretario de Energía. ¿Qué ocurrió con esos CSM (Contratos de Servicios Múltiples) otorgados a Repsol, Tecpetrol, Petrobrass, Teikoku, Schlunberger y Haliburton? En Burgos, se entregaron nueve bloques con un costo de más de 5,000 millones de dólares. El principal para Repsol. Cuando se los entregaron ya producían 126 mpcd de gas.
Se argumentaba que la producción de gas crecería “sustancialmente”. A la vuelta de cinco años, los CSM incrementaron la producción de los campos, en alrededor de 60 mpcd. Este incremento equivale a 4% de la producción de Burgos. Dicho de otro modo, 2.4 % del total del gas no asociado. Y en relación con la producción nacional de gas natural, no logró llegar ni siquiera a 1%. Ha sido tal el fracaso de los CSM en Burgos, que Pemex mismo ha tenido que reconocerlo.
En Chicontepec, zona con amplias reservas pero gran dificultad técnica de extracción, se otorgó a las empresas extranjeras Schlunberger y Haliburton la perforación de 300 pozos en el año 2003. Veamos qué ocurrió con los contratos en esa zona: De 2004 a 2007, la producción se incrementó en 6%; en contraste, la inversión se aumentó en 70%
Cito textual al ingeniero Francisco Garaicoechea: “Burgos y Chicontepec resultaron un magnifico negocio para los contratistas, pero un pésimo negocio para Pemex”.
Contratos de Servicios Múltiples y la iniciativa propuesta
El artículo 46 de la iniciativa a Ley Orgánica propone contratos donde la remuneración pactada pueda ser fija o variable, determinada o determinable. Los alcances del contrato se definirían durante su desarrollo. Asimismo, se otorgarían incentivos para maximizar la eficiencia o el éxito de la obra o servicio.
Pero como los incentivos no forman parte de los costos de producción, pues debo recordarles, senadores, que la renta petrolera como la define la SENER es la diferencia entre los costos de producción eficiente y el precio de venta internacional, cualquier cargo que se introduzca dentro de este rango afecta la renta petrolera.
En 2002, César Nava, actual secretario particular de Calderón, contrató a Price-Waterhouse para diseñar el modelo de los CSM. A su vez, Price subcontrató a una empresa canadiense.
Ahora veamos un ejemplo en contratos en los bloques Nejo, Monclova y Pirineos:
La contratista adquiere para Pemex una planta recuperadora de azufre, con un costo directo de 46.4 millones de dólares, que al final Pemex la paga en más de 102 millones de dólares. A esta planta le corresponde un mantenimiento diario, que se cobra así: un costo directo por 5,199 dólares diarios, pero finalmente se terminó pagando 21,833 dólares diarios. Es decir, cuatro veces el costo directo de mantenimiento.
Por si fuera poco, el contrato les permite a las empresas subcontratar todas las obras y servicios —tal y como lo están haciendo— con excepción de la dirección y administración del contrato mismo. Además, pueden hacer uso de materiales nuevos o usados; y al mismo tiempo, tienen la responsabilidad absoluta para inspeccionar, probar y certificar la calidad de todos los materiales utilizados por ellos mismos.
Pregunto: ¿Qué acaso administrar contratos aporta tecnología?
Pemex y las aguas profundas
En las iniciativas de Calderón se plantea que sólo tenemos petróleo para los próximos nueve años. Este cálculo seguramente se funda en la aritmética del “haiga sido como haiga sido”, ya que en cifras de Pemex la relación reserva-producción al día 1 de enero de 2008, alcanza para 27.7 años. Otro cálculo más estricto nos indicaría que al tener tres tipos de reservas (probadas, probables y posibles), con valores probabilísticos de 100, 50 y 15 por ciento respectivamente, bastarían para los próximos 16 años.
Calderón no toma en cuenta las reservas probables ni las posibles. Para él tienen un valor cero, pero en su iniciativa habla de recursos prospectivos por 54 mil mdp, de los cuales 30 mil están en aguas profundas del Golfo y 24 mil, en aguas someras y tierra. Hay que recordarle a Calderón que las reservas prospectivas tienen cero valor probabilístico.
Supongamos, sin conceder, que los recursos prospectivos tuviesen un valor del 100%, como lo señala la secretaria Kessel. Esto implicaría que, si sumamos las reservas 3P por 27.7 años, con las reservas prospectivas de aguas someras y tierra, tendríamos asegurado el abasto de hidrocarburos los próximos 42 años, sin contar con los 18 años que nos quedarían en el Golfo de México profundo.
Aún con el criterio estricto de reservas para 16 años, si le sumamos los 15 de recursos prospectivos en aguas someras y tierra, contaríamos con 31 años en total, sin necesidad de tocar los yacimientos de aguas profundas. No dejemos de considerar que en aguas someras y en tierra, sólo se ha explorado el 25% del territorio nacional.
¿Por qué entonces insisten en asustarnos con el petate del muerto? ¿Cuál es la urgencia de ir a las aguas profundas en alianza con transnacionales? La respuesta es simple: negocios y corrupción.
Para muestra, dos botones:
La empresa noruega Petromena, poseedora de plataformas de perforación para aguas profundas, rentó al mismo tiempo tres plataformas por cinco años cada una: la más grande, a Petrobrás América, en 750 millones de dólares, la de capacidad media a Petrobrás Brasil, en 645 millones y la de menor capacidad, a Pemex, a un costo de 940 millones de dólares. Pemex rentó la plataforma más pequeña, 300 millones de dólares más cara que las otras.
Segundo ejemplo: La proveedora de servicios norteamericana Noble Corporation, rentó trres plataformas semisumergibles: la de mayor capacidad, reconstruida en el 2006, a Petrobrás en 429 mil dólares diarios; la mediana a Anadarko, reconstruida en 1999, a un costo de 436 mil dólares; y la más pequeña a Pemex, reconstruida en el 90, con un costo diario de: 485 mil dólares diarios. Un sobre precio de 59 mil dólares diarios, por la plataforma más pequeña y más antigua.
Para esto quieren eliminar las licitaciones.
Autonomía de gestión
Actualmente Pemex tiene que pedir autorización para llevar a cabo inversiones. Por ello se habla de la necesidad de darle autonomía de gestión, como forma de libertad para sus actividades. Sin embargo, esta supuesta falta de autonomía no es obstáculo para que Pemex pueda llevar a cabo transacciones que evaden el control hacendario, cuando lo decide.
Veamos un ejemplo concreto en el caso del arrendamiento financiero con opción a compra, del buque procesador Yuum K-ak Naab. De acuerdo con datos oficiales, el monto original solicitado por Pemex en diciembre de 2004 fue de 207 millones de dólares. En julio de 2005 solicitó a la SHCP un aumento para el mismo proyecto. La autorización no llegó, pero eso no fue obstáculo para que se licitara y contratara por un monto muy superior al solicitado originalmente. Para suplir la falta de autorización de Hacienda, Pemex dispuso de recursos del fideicomiso “Master Trust”. La cotización ganadora fue de 758 millones de dólares, más operación y mantenimiento por otros 377 millones, lo que hace un total de 1,135 millones de dólares. El buque tanque sí se construyó… pero 25 años atrás en el Japón.
El Señor de los Mares es el resultado de la reconstrucción de un barco que no cumple con la norma internacional que obliga a las embarcaciones petroleras a contar con casco doble. Como justificación dicen que el barco sólo navegará en aguas nacionales, y en caso de un siniestro, sólo contaminaría los mares mexicanos.
Auditores serios encontraron que embarcaciones petroleras con características y capacidades similares al Yuum K-ak Naab tienen un valor de 230 millones de dólares. En la información financiera de Bergesen, el Yuum K-ak Naab aparece con un valor en libros de sólo 227 millones de dólares. Pemex pagó por El Señor de los Mares más de tres veces su valor real. Es decir, más de 500 millones de dólares de sobre precio.
Conclusión
La iniciativa de Calderón significa dar manos libres para la corrupción. Desde que fue secretario de energía, Calderón ha privilegiado los negocios turbios en el sector energético.
Baste recordar los contratos de suministro de gas en Altamira, Cerro Azul y Manzanillo: con el argumento de comprar gas barato, a dólar y medio el mmbtu en Sudamérica, se contrató a extranjeros, que finalmente cobran al altísimo precio de referencia de Estados Unidos.
El suministro de Manzanillo representa un sobreprecio al país de más de 20 mil millones de dólares en un contrato de 15 años. Al mismo tiempo, se queman 750 mmpcd de gas.
Ahora pretende dar entrada a empresas extranjeras y compartir con ellas la renta petrolera.
El problema de Pemex es muy sencillo. Se resuelve, primero, erradicando la corrupción; segundo, invirtiendo en las actividades que le dan valor agregado a nuestras materias primas; y asimismo, invirtiendo adecuadamente en la principalísima actividad de exploración.
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