Sin lugar a dudas, el maridaje entre el PRI y el PAN volvió a quedar de manifiesto, pues cuando la propuesta calderonista de privatización del sector petrolero estaba prácticamente desechada, el senador Manlio Fabio Beltrones presentó la versión reloaded, tal como en la película Matrix, del proyecto privatizador de Felipe Calderón.
De esta manera, no obstante las diferencias en cuanto al número de ordenamientos jurídicos creados o modificados, de la comparación de ambos proyectos se puede observar que presentan las mismas deficiencias; siendo la única diferencia la forma en la que se estaría dando paso a la inversión privada.
Esta diferencia en cuanto a forma más no de fondo se puede advertir si comparamos las modificaciones propuestas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional; para ello, sólo basta mencionar que ambos proyectos buscan en esencia modificar la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo.
Así, mientras que en la propuesta de Felipe Calderón la privatización es directa, en la presentada por Manlio Fabio Beltrones ésta se hace por “la puerta de atrás”, al crear la figura denominada “organismos descentralizados de carácter estratégico”, que son un mecanismo para eludir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional, que establece claramente, la exclusividad del Estado en materia de explotación de hidrocarburos, añadiendo que “en esta materia no se otorgarán contratos o concesiones de ninguna especie”.
Es decir, mientras que Felipe Calderón ha propuesto la modificación al artículo cuarto de la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional para establecer que: “Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos”.
Y añade que: “Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo”
Manlio Fabio Beltrones ha propuesto que “el Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuenta de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”.
Añadiendo que: “En los términos de su propia ley orgánica, Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios, así como los organismos filiales referidos en el párrafo anterior, estarán dotados de plena autonomía de gestión y presupuestaria, incluyendo la regulación para la contratación de obras, adquisiciones, arrendamientos y servicios”.
Lo anterior significa que Pemex podrá crear “empresas filiales estratégicas” que gozarán de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria y aún y cuando se establece que estas empresas serán propiedad de la propia paraestatal, es decir de la nación, no existe en la iniciativa priísta ningún impedimento para que estas “filiales estratégicas de Pemex” se puedan asociar en cualquier actividad de la cadena productiva (exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera) con alguna empresa privada sea nacional o extranjera y en cualquier porcentaje de participación, dado que dichas filiales gozarán de autonomía de gestión.
Es decir y a manera de ejemplo Petróleos Mexicanos podría decidir crear una filial que se dedicara a la refinación de petróleo, misma que podría ser una refinería en operación, como la de Cadereyta o Ciudad Madero.
En tal virtud, estas refinerías ya convertidas en una “filial estratégica de Pemex” y dada su autonomía de gestión; podrían asociarse con Exxon, Shell o Halliburton para “ampliar o construir” la propia refinería o una nueva” en cualquier porcentaje de participación porque al final,’ serían esas petroleras extranjeras las que llevarían a cabo las actividades de la cadena productiva y con ello se violaría la Constitución, al transferir esas actividades estratégicas y por la tanto parte de la “renta petrolera” a la iniciativa privada.
Es muy importante señalar que ninguno de los dos proyectos se aborda y mucho menos se soluciona el problema fiscal y presupuestario que enfrenta Petróleos Mexicanos.
Mucho menos aún, se garantiza que lo excedentes petroleros se destinarán exclusivamente a Petróleos Mexicanos, en virtud de que en la propuesta de Manlio se establece que Pemex podrá contar con el excedente de sus “ingresos propios”; al respecto, cabe señalar que no es lo mismo lo que hasta ahora se entiende como excedentes petroleros y lo que se define como un “ingreso propio de Pemex”.
Por las demás cuestiones, como las relativas al Órgano de Gobierno de Pemex, a los Comités de Transparencia, a la “autonomía de la paraestatal”, al manejo de su deuda, ingresos excedentes, bonos ciudadanos, licitaciones (con excepción de los contratos de riesgo), es prácticamente lo mismo que ha propuesto por Felipe Calderón, por lo que al final de cuentas se puede concluir que se trata de la misma gata pero empanizada.
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