Jaime Avilés
Al concluir su primera visita a Estados Unidos como “presidente legítimo de México”, Andrés Manuel López Obrador exhortó a los ciudadanos de origen mexicano en ese país a votar por el candidato del Partido Demócrata, Barack Obama, a quien no mencionó por su nombre, y demandó que el gobierno de Felipe Calderón “deje su relación sumisa” con la administración de George W. Bush y “asuma que tiene la obligación de proteger los intereses de los connacionales” en la vecina nación del norte.
“Estados Unidos debe reconocer que la mano de obra de los trabajadores mexicanos ha contribuido con mucho a la estabilidad económica” de esa nación, agregó durante una rueda de prensa que ofreció en la Universidad del Sur de California, en la ciudad de Los Ángeles, adonde viajó en compañía de Luis Mandoki y Federico Arreola, director y productor, respectivamente, de Fraude. México 2006, documental que comenzará la semana entrante su corrida comercial en aquel país.
López Obrador externó su más enérgico rechazo a la construcción de un muro en la frontera sur de Estados Unidos para contener la migración de trabajadores mexicanos, pero afirmó que el fenómeno continuará “mientras el gobierno espurio de Felipe Calderón no aplique una política capaz de generar empleos, bienestar y crecimiento económico en México”.
Sorprendido por la cordialidad que encontró, igual que el lunes, en todos los lugares adonde acudió para hablar de la situación política imperante, dijo a los estudiantes de la Universidad del Sur de California que “así como en 1810 y en 1910 se dieron transformaciones importantes en México, en 2010 habrá un cambio de manera pacífica, es decir, una nueva transformación de la vida pública, porque la gente está cansada de cambios cosméticos”.
Por la mañana, el dirigente opositor concedió una entrevista de una hora al programa radiofónico El show de don Cheto, en la que exhortó “a los compatriotas que puedan hacerlo” a votar por el candidato presidencial del Partido Demócrata, porque “nos ha ido un poco mejor, sólo un poco mejor, con los gobiernos demócratas (de Estados Unidos) a los mexicanos y a los latinoamericanos”.
Sin mencionar en ningún momento por su nombre a Barack Obama ni a John McCain, señaló que los votantes deben conocer “qué promete cada uno de los candidatos”, porque uno, matizó aludiendo al republicano, “propone que va a hacer más de lo mismo y otro dice que va a reconocer el derecho de los trabajadores mexicanos”.
En este punto, el tabasqueño confesó, ante el auditorio de radio La Qué Buena, que la campaña de propaganda negativa que actualmente sostienen los medios estadunidenses contra el aspirante demócrata “me recordó la que me dedicaron en México. Decían que si yo ganaba se iban a caer las paredes y se iban a caer las bicicletas. Pero al ver esto me parece que la hicieron los mismos publicistas”.
Asimismo, en velada referencia a la posibilidad de que los republicanos perpetren un fraude electoral como el que en 1999 colocó a Bush en la Casa Blanca, alertó así a los radioescuchas de habla hispana: “Yo les diría: ¡mucho ojo!, es tiempo de cuidar bien el voto, que el voto se dé en defensa de quienes van a representar al pueblo”.
Como el domingo en el Zócalo, ayer también expresó la “urgencia” de lograr en el seno del Poder Legislativo mexicano acuerdos para poner en marcha un “plan anticrisis” que aminore los estragos de la debacle financiera internacional, idea que el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, desestimó el lunes al asegurar que el Ejecutivo federal mantendrá “la regla de no arreglar lo que no está roto”.
Carstens, recordó López Obrador en Los Ángeles, “dice que, aunque haya pulmonía en Estados Unidos, en México sólo habrá gripe; sin embargo, durante los 19 meses que lleva el gobierno espurio de Calderón la gasolina ha aumentado 20 veces”.
Plan contracíclico
De allí, volvió a insistir, la necesidad de un plan anticrisis “para que la gente no se siga empobreciendo” ante el derrumbe de la economía estadunidense, que “tendrá consecuencias inmediatas como menos créditos bancarios, menos remesas de los migrantes y menos captación de divisas por medio del turismo, lo que además puede generar inestabilidad cambiaria y provocar una devaluación del peso”.
Por lo anterior, dijo, “una de las primeras medidas que se deben aplicar (para destinar 200 mil millones de pesos a políticas que aumenten la producción interna y beneficien a los más pobres) es bajar los sueldos de los altos funcionarios públicos mexicanos, porque el presidente de Estados Unidos gana menos que los secretarios del gobierno espurio”.
López Obrador viajó anoche de regreso al Distrito Federal y mañana emprenderá una gira por 24 municipios del estado de Nuevo León.
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