7.28.2008

El gobierno debe aprender a pedirnos opinión, dijeron quienes eligieron el sí

Jaime Avilés

Que Jorge Serrano Limón, presidente de Provida, fue increpado por una adelita muy temprano en Coyoacán; que en la casilla ubicada frente al edificio donde vive Cuauhtémoc Cárdenas en Polanco ganó por nueve votos el sí; que en la delegación Xochimilco la copiosa participación popular matutina disminuyó a causa de las lluvias de la tarde; que en muchos casos la oscura redacción de la segunda pregunta hizo que la gente se mostrara favorable a la reforma de Felipe Calderón…

Que la tardanza en la instalación de las mesas receptoras en el Distrito Federal obedeció a la escasez de recursos; que al filo de las ocho de la noche se estimaba, en los nueve estados en los que también se realizó el ejercicio, una participación cercana al millón 200 mil votos, mientras en la ciudad de México se calculaba que ésta ascendía a 870 mil; que a vuelo de pájaro ya podía hablarse, en términos generales, de una tendencia de entre 15 y 20 por ciento favorables al y de 80 a 85 por ciento por el no…

Que desde las primeras horas de la tarde el PAN capitalino filtró que había “urnas embarazadas” y que interpondría denuncias penales y que mostraría “videos” para sustentar sus acusaciones, o que a las seis de la tarde en el parque central de Acapulco, Guerrero, había 450 votos por el no y sólo 12 por el sí, podrían ser, elegidos al azar, datos de indudable interés periodístico para abrir esta crónica, sin embargo, ninguno parece tan rotundo como el siguiente:

Eran apenas las siete de la mañana con 15 minutos cuando sonó por primera vez el teléfono en el Centro Nacional de Cómputo, dentro de la Alianza de Tranviarios, junto a la Arena México, en la colonia Doctores. La llamada provenía de San Luis Potosí y la atendió Ernesto Alvarado.

“Era un compañero que habló para decirme: ‘la casilla que me tocó está exactamente a mil 300 metros de mi casa. En este momento me faltan 200 metros para llegar, pero como me encontré un teléfono público que da servicio gratis les quise avisar. Que tengan muy buenos días’”, agregó, antes de colgar.

En el viejo local de la calle de doctor Lucio, desde el sábado por la tarde, fue instalada una red de 60 líneas telefónicas, conectadas cada cual a un ciudadano que regaló su trabajo en forma voluntaria y fue capacitado para recibir tres tipos de datos en tres clases de papeletas distintas: una para recabar todo lo relacionado con la apertura de las casillas; otra para medir la afluencia de participantes, y la tercera para captar las preferencias de los ciudadanos.

Pasadas las ocho de la noche de ayer, de acuerdo con Claudia Sheinbaum, responsable de ese establecimiento, habían llegado los datos de mil 640 casillas, dispersas en los estados de México, Veracruz, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Baja California Sur, Guerrero, Michoacán y, por supuesto, San Luis Potosí, y los resultados preliminares eran éstos: en favor del no se habían computado 217 mil 476 boletas y por el 16 mil 573, todo lo cual representaba alrededor del 16 por ciento de las 7 mil mesas receptoras distribuidas en aquellas nueve entidades.

Sin embargo, de acuerdo con otra fuente, casi la mitad de ellas, instaladas en el estado de México, presentaban problemas “a causa de los liderazgos regionales”, ya que éstos habrían “montado sus propios centros de cómputo” y no querían soltar nada hasta que tuvieran hechos sus propios números.

En el Hotel de la Ciudad, mientras tanto, se llevaba a cabo una reunión a puerta cerrada entre los miembros del Consejo Ciudadano, nombrado por Marcelo Ebrard –e integrado por el periodista Carlos Payán, las escritoras Guadalupe Loaeza y Laura Esquivel, la actriz Dolores Heredia, así como por Edur Velasco, Héctor Díaz Polanco, Epigmenio Ibarra y Blanche Petrich, entre otros–, con el número dos del gobierno capitalino, José Ángel Ávila; el presidente de la Asamblea Legislativa, Víctor Hugo Círigo; el consejero presidente del Instituto Electoral, Isidro Cisneros, y el ex regente Manuel Camacho, responsable de la consulta por el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador.

Los pecados de Serrano Limón

Afuera, en otro salón, los reporteros intercambiaban anécdotas y recuerdos de lo que habían recogido a lo largo de la jornada. Uno contaba, por ejemplo, que en la casilla de la placita coyoacanense de Santa Catarina, frente a la casa de la cultura Jesús Reyes Heroles, la señora Carmen Ostos, adelita de hueso y rebozo colorado, sorprendió fisgoneando al presidente nacional de Provida, Jorge Serrano Limón, quien salía de la iglesia más cercana, después de oír misa y rogar por el perdón de sus pecados, sobre todo de aquellos en que el diablo lo tentó con tangas, plumas fuentes de oro y millones de pesos pertenecientes al erario.

Y de repente, al verlo tan campante, la señora Ostos se le fue encima increpándolo: “¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar en la cárcel por ratero!”. Horas antes o después, pero no muchas, según el testimonio del historiador Rodrigo Borja, a la salida de una iglesia del Pedregal de San Ángel, había una fila de gente rica, dispuesta a votar por el sí, que decía en voz alta: “Estamos de acuerdo con lo que propone Calderón, pero vamos a participar porque el gobierno tiene que aprender a pedirnos nuestra opinión antes de tomar decisiones importantes”.

Algo así, probablemente, debió de haber ocurrido en torno a la mesa número 29-B, de Polanco, sita en el Parque de los Espejos, a unos metros del edificio donde vive el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, porque pasadas las seis de la tarde, los resultados eran: 47 votos por el y 38 por el no.

Desde la colonia Del Valle, frente a la funeraria Gayosso, los datos hablaban de 119 para el no y 53 para el sí, en tanto en el zócalo de Coyoacán, los resultados de la 20-B eran 224 para el no y 74 para el sí, y en la 19-B de Tlalpan, 115 para el no y 35 para el sí. Otros cálculos hablaban de una participación de 35 mil votos en el distrito electoral número 13, que abarca las colonias del Centro, donde la colocación de mesas fue tan excesiva que el promedio de sufragios por cada una se redujo drásticamente.

Esta vez no valió aquello de más vale que sobre y no que falte, porque en otros lugares de la ciudad hubo quienes tocaron a la puerta de los vecinos para pedir mesas y sillas, que no había proporcionado el gobierno de Marcelo Ebrard. Y todo esto y más se editorializaba en los pasillos del Hotel de la Ciudad, cuando comenzó la rueda de prensa en la que Payán anticipó una participación de 870 mil votos, sólo en la capital del país, cifra que habrá de ser confirmada en las próximas horas…

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