6.10.2008

“Hoy podrá la Nación fincar buena parte de su crédito en la industria del petróleo y desarrollar con amplitud su economía”.

Alguien se atrevió alguna vez a perturbar su soledad.
-¿Cómo está Coronel?- le dijo al pasar.
-Aquí- contestó él-. Esperando a que pase mi entierro.

Gabriel García Márquez, “Cien Años de Soledad”

En los años en los que nos preparamos para celebrar con bombo y platillo los centenarios de la Independencia y la Revolución, casi doscientos y cien años después nos preparamos también para entregar a manos de intereses extranjeros la otra mitad de México. Hagamos un poco de historia.

Para no irnos hasta los tiempos de muerte y explotación que los colonizadores europeos implantaron por trescientos años en toda América Latina, nos remontaremos a principios del siglo pasado. El siglo XIX se estrenaba para México con la Revolución cuyo espíritu nacía en la premisa de liberar a las clases sociales mas oprimidas del yugo de los caciques y terratenientes nacionales y extranjeros, sin embargo aún después de esta lucha prevalecían en el país, entre otros, los intereses de los poderosos extranjeros petroleros; las inversiones mas importantes en la explotación del hidrocarburo hacia los años 30’s estaba en manos de poderosos consorcios estadounidenses, ingleses y holandeses, además de algunos cuantos mexicanos asociados pero con una participación minoritaria en estos negocios. Al redactar nuestra Constitución Política, la facción carrancista dio un duro golpe a los magnates petroleros al decir en el párrafo cuarto del Art.27: “Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o sustancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el Derecho Internacional.”, dicho en otras palabras, se ponía de manifiesto que México era el dueño absoluto de los hidrocarburos del subsuelo, por lo que los empresarios solo pasaban a ser meros permisionarios para la explotación del oro negro, se establecieron nuevos impuestos que grababan la producción de petróleo, sus derivados y el desperdicio de combustible, según el valor del combustible, a o cual no se hicieron esperar las reacciones desde estos grupos poderosos hasta Washington por la afectación de los intereses de los ciudadanos norteamericanos.

Después de la muerte de Carranza, pasando por el interinato de De la Huerta, el Gobierno de Obregón buscó por todos los medios el reconocimiento de Washington a su mandato que se encontraba condicionado a los mismos diez puntos de un Memorandum que en 1920 el Departamento de Estado Norteamericano había entregado a De la Huerta, y que en resumen solicitaban: La derogación de los decretos petroleros de Carranza; no rehusar ni retardar los permisos de perforación; modificar la posición del Ejecutivo en los juicios de amparo interpuestos por las compañías, permitiendo una solución favorable a estas; derogar el articulo 27 constitucional; reconocer y restituir sus derechos a ciudadanos extranjeros afectados por éste y asegurar que la legislación futura no se apartaría de los puntos exigidos. También durante el gobierno de Obregón se dieron una serie de reuniones entre representantes de los petroleros y del gobierno mexicano, dichas reuniones no llegaban a ningún resultado favorable a los intereses extranjeros, por lo que el 1º de Julio de 1921 suspendieron los embarques de combustible alegando el no poder cubrir impuestos y dejando sin trabajo a mas de 20,000 obreros, además de que frente a la región petrolera en Tampico aparecieron buques de la armada norteamericana, incluso la presión fue ejercida desde la prensa nacional como dan fe las páginas de los diarios Excelsior y El Universal en esos días. (¿Esto les suena familiar?).

Otra semejanza, en 1924 las empresas había señalado que para aumentar la producción que estaba declinando en forma alarmante (¿y no es ése el principal argumento de Calderón?), era preciso que México accediera a cumplir con varias condiciones que facilitarían nuevas e importantes inversiones: a)expedir una ley petrolera “práctica” que protegiera sus derechos de manera incontestable contra la aplicación del artículo 27, c) desistir del cobro de rentas y regalías estipulado en los decretos de Carranza, d) asegurar que el artículo 123, concerniente a los derechos de los trabajadores, fuese aplicado “razonablemente”, y e) asegurar que los impuestos permanecerían invariables durante los próximos diez años. ¿Modificaciones a la constitución?, ¿no están repitiendo lo mismo en su propuesta de reforma energética?, la misma gata pero revolcada, solo que ahora en lugar de cobrarles impuestos los vamos a “premiar” por “encontrar” el tesoro debajo del mar.

Antes de que el General Lázaro Cárdenas llegara al poder, las relaciones entre los trabajadores de la industria petrolera y el gobierno habían dejado mucho que desear, pero en 1936 las cosas fueron distintas y el gobierno intervino en el conflicto laboral entre los obreros y las empresas petroleras a favor de las demandas de los trabajadores. En 1937 el gobierno consideró legalmente “Existente” la Huelga de los trabajadores, lo cual obligaba a pagar a las empresas los salarios caídos. El monto del aumento a los salarios exigido por los sindicatos era del orden de 26 millones de pesos, sin embargo las empresas solo estaban dispuestas a dar 12 millones. En un estudio efectuado por Jesús Silva Herzog resalta: a) las compañías investigadas eran parte de grandes consorcios extranjeros cuyos intereses no eran comunes a los de México y, en ocasiones, en franca oposición; b) con objeto de llevar adelante sus propósitos, las empresas petroleras habían intervenido en numerosas ocasiones en la política interna del país; f) el examen del estado financiero de las empresas revelaba la existencia de una serie de anomalías tales como el registro de un precio de venta mas bajo que el prevaleciente en el mercado mundial, el hacer aparecer las compras a las subsidiarias con precios superiores a los normales o el inflar las nóminas o los salarios. ¿Y usted piensa que han cambiado por obra divina?, NO, hoy siguen siendo y haciendo lo mismo.

En fin que el 18 de diciembre de 1937 los trabajadores ganaron el laudo que aprobaba el pago de 26 millones de pesos a favor de Éstos, las empresas como era de esperarse interpusieron amparos que fueron declarados improcedentes y lanzaron una vez mas una campaña de presión que entre otras medidas tuvo el retiro inmediato de sus depósitos bancarios e iniciaron una campaña tendiente a crear desconfianza en los círculos industriales y bancarios con objeto de agotar las reservas de divisas del país. La elevación de los precios y una cierta depresión en la actividad económica no se hizo esperar. Los empresarios continuaron en su negativa de acatar el fallo de la Suprema Corte y tras reuniones sin arreglo el 8 de marzo el Presidente Lázaro Cárdenas anotaba en su diario: “México tiene hoy la gran oportunidad de librarse de la presión política y económica que han ejercido en el país las empresas petroleras que explotaban, para su provecho, una de nuestras mayores riquezas, como el petróleo, y cuyas empresas han estorbado la realización del programa social señalado en la Constitución Política.”. Después una ultima negativa para acatar el laudo por parte de las empresas petroleras y una reunión del gabinete con el Presidente Cárdenas, a las 21:45 hrs del 18 de marzo de 1938 se firmó el acta de expropiación y a las 22:00 hrs. el Presidente anunció por radio a la nación la Expropiación Petrolera.

El 19 de marzo el Presidente Lázaro Cárdenas escribía: “Hoy podrá la Nación fincar buena parte de su crédito en la industria del petróleo y desarrollar con amplitud su economía”.

El anterior pedacito de historia se lo debemos a Lorenzo Meyer que escribió el libro: “México y los Estados Unidos en el conflicto Petrolero” y que fue editado por el Colegio de México en el año de 1972, a su disposición está este pequeño resumen pero sería muy bueno leer el libro completo, créame vale la pena. El objetivo es simple, informarse de fuentes fidedignas y objetivas y evitar que los medios de desinformación masiva nos llenen la cabeza de mentiras.

No tenemos que aceptar un robo tan grande como la otra mitad del país.

No hay necesidad de echarnos encima esas ratas Otra Vez.

No tenemos que aceptar otra imposición como el Fobaproa, o la reforma a la ley del ISSTE o el actual Sistema de Ahorro para el Retiro que no tarda en Darnos noticias por falta de fondos.

Recuerda que el Poder de Uno lo Hacemos Todos, Tu tienes en tus manos tu propia libertad, Protesta Hoy para Ser Libre Toda la Vida.


Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo.

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