1.19.2009

Contralínea mantendrá sus investigaciones a pesar de la intimidación, advierte Badillo

El director de la revista Contralínea, Miguel Badillo, dijo ayer que pese a la persecución y la intimidación de que es objeto la publicación, su dirección y los reporteros de la misma “no vamos a abandonar nuestras investigaciones periodísticas; vamos a continuar tope donde tope”.

En un acto de apoyo celebrado en el Hemiciclo a Juárez, Badillo recordó que fue detenido el viernes por la mañana y dejado en libertad por la noche tras interponer un amparo. Explicó que “no estábamos enterados de este proceso y menos de que había una orden en mi contra”. Pero, añadió, a parte de éste, hay otros siete procesos judiciales pendientes contra la revista, y en seis “me involucran a mí”.

El periodista dijo que “la mañana del viernes, cuando me detuvieron, y una vez que me dijeron que me iban a llevar al Torito, las patrullas en lugar de dirigirse a ese lugar, se enfilaron hacia el sur, rumbo a Cuernavaca. Gracias a que pude hacer unas llamadas telefónicas, los policías fueron obligados a llevarme al Torito”, en la zona de Tacuba.

Los agentes “se veían nerviosos, y me dijeron que se habían equivocado de ruta, no es que me llevaran a otro lado, sino que fue una equivocación”, recordó el comunicador.

Durante la actividad, Badillo recibió una llamada telefónica de la reportera Ana Lilia Pérez, quien dijo “me encuentro escondida desde que la mañana del viernes me enteré, camino a mi trabajo, que mi jefe y amigo, el periodista Miguel Badillo, había sido detenido en circunstancias completamente oscuras.

“Estaba en la redacción cuando Badillo se enteró de que existía también una orden de aprehensión en contra mía. La noticia me cayó como un balde de agua fría. En ningún momento hubo autoridad alguna que me notificara del supuesto desacato en el cual incurrí.”

Mediante un teléfono celular, la reportera narró a los presentes el motivo de la detención de su jefe y la persecución contra ella: “el origen y el acoso que hemos padecido desde hace más de un año, es por parte del poderoso empresario Jesús Alonso Zaragoza López, accionista mayoritario y presidente del consejo de administración de las 80 empresas del consorcio denominado Zeta Gas.

“Desde hace 16 meses vivo amenazada, acosada, vigilada y perseguida por órdenes de Jesús Alonso Zaragoza López, quien me demandó por daño moral después de que publiqué dos entrevistas que él mismo me concedió y luego de que rechacé todos los sobornos que me ofreció.

“¿Qué fue lo que dijo Zaragoza López en las dos entrevistas? [prosiguió Pérez]. Detalló aquel pasaje de su vida, cuando la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) abrió una investigación en su contra, y en contra de sus hermanos, de su papá, de sus empresas, luego de que autoridades de ese país descubrieron un cargamento de cocaína en una de sus pipas que transportaba gas licuado de petróleo de México a Estados Unidos”.

La reportera enteró a todos los presentes de lo que el empresario Zaragoza López le dijo, según ella: “él me dijo que en el sexenio de Fox el secretario de Energía, Felipe Calderón Hinojosa, lo recibía en sus oficinas para ayudarle en sus negocios, y que a cambio, él lo apoyó económicamente para su campaña a la Presidencia de la República. Me contó cómo los directivos de Pemex le ofrecieron el negocio de ductos mucho antes de que se hablara de una reforma energética. Me detalló cómo sobornaba a alcaldes y autoridades locales y federales para que le permitieran instalar sus plantas de gas en lugares prohibidos... El acoso en contra mía se recrudeció en febrero pasado, cuando investigué y publiqué en la revista los contratos que firmó en Pemex Juan Camilo Mouriño, en su dualidad de funcionario público y empresario privado. Cuando le entregué los contratos a Andrés Manuel López Obrador se desataron las amenazas directas de funcionarios públicos en contra mía”.

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